Preocupación por Vingegaard

Jonas Vingegaard (28 años) trató de quitar hierro después de que se le escapara la cuarta etapa de la París-Niza, en la que el triunfo fue para el portugués Joâo Almeida después de que al danés, con todo de cara, se le hiciera largo el final. En la salida de esta quinta jornada, en un día hasta con nieve presente en los alrededores de Saint-Justo-en-Chevalet, Jonas intentó olvidar lo sucedido: “Lo que importa es que estamos 1º y 2º en la general (por Jorgenson) y vamos a tratar de mantener este maillot amarillo”. Y el Visma, su equipo, sí lo mantuvo con Jorgenson, invirtiendo la posición con un Vingegaard que ahora es segundo y que tuvo un día complicado: caída y pérdida de tiempo en la subida final. La victoria en la jornada fue para el francés Lenny Martinez en un final explosivo en el que Jorgenson llevó la iniciativa y donde después el del Bahrain le remató.

El menú del día, de casi 200 km y hasta siete cotas, concentradas casi todas ellas (seis) en el tramo final, apuntaba a que generaría una jornada con tensión prácticamente desde la salida, como así sucedió. Después de varias intentonas, dos fueron los corredores que formaron la escapada del día: Gruel y Swift, este último de un Ineos muy ofensivo en este 2025, especialmente por lo que sucedió después. Antes, a 84 km del desenlace, la noticia, por desgracia, del día: caída de Jonas Vingegaard. Tras pasar por el coche médico, y con el rostro y los labios magullados, el maillot amarillo retomó la marcha sin, aparentemente, mayores problemas. Una vez que los corredores llegaban a las cotas, los ataques desde el pelotón se sucedían. Uno de ellos fue del Tobias Foss, del citado Ineos. Tal fue la fuerza que llegó a la cabeza de carrera, donde se juntó con su compañero Swift. Otros, como Iván Romeo, también trataron de repetir movimiento, pero el pelotón ya no daba margen a nadie más. Subía la tensión.

El Visma se ponía a tirar al frente del pelotón, lo que parecía ser buena señal para el líder Vingegaard, pero nada más lejos de la realidad. Era Jorgenson, vigente campeón de la carrera, el que estaba bien. Neutralizado Foss, que llegó a ser cabeza de carrera en solitario, empezó la Cote de Notre-Dame-de-Sciez, apenas 1,7 km al 10,8% y en un camino muy estrecho, al más puro estilo clásica. Narvaez, del UAE, se había vaciado para su compañero Almeida, que volvió a hacer una de sus subidas clásicas recortando tiempo tras cortarse, pero a 800 metros del desenlace, en plena parte explosiva, Vingegaard se abría y cabeceaba. No podía seguir el ritmo.

Su compañero Jorgenson, ya sin guardarse nada, se vació al frente para quien pudiera seguirle, y uno de ellos fue un Lenny Martinez que, con su pequeño cuerpo de escalador, logró su primer triunfo del año, el primero con los colores del Bahrain. Jorgenson vuelve al liderato por delante de un Vingegaard que en meta, con rostro serio, dejaba patente el frío que estaba pasando. Pese a todo, 22″ de diferencia entre ambos, y todavía con mucha carrera por delante. En clave española, Pablo Castrillo, cerca del top-ten, el mejor. Este viernes, pulso entre aventureros y una posible, aunque nada sencilla, volata. “Jonas me dijo que tal vez se había roto la mano, que no podía frenar bien”, dijo el líder sobre lo que habló con su compañero en carrera. Campenaerts, otro Visma, destacó que Vingegaard llegó a estar incluso “algo mareado” sobre la bici. Este viernes, sexta etapa... y con el interrogante de si el doble ganador del Tour estará (y en qué estado) en la salida.

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