Milan, por ‘aplastamiento’

Dentro de la época de esplendor que está viviendo el ciclismo en los tiempos actuales, con varios corredores superclases coetáneos, uno de los debates abiertos es el del mejor velocista del momento. Son varios los nombres que destacan en este 2025, y dos de ellos están brillando esta semana: Tim Merlier (dos etapas en las dos volatas de la París-Niza) y Jonathan Milan, triunfador en la primera etapa en línea de la Tirreno-Adriático. El del Lidl-Trek no deja dudas a simple vista de que es velocista, y no uno cualquiera: casi dos metros, alrededor de 90 kg... y unos ‘zapatazos’ en el esprint que demuestra que su bicicleta está hecha de buen material para aguantar tremendos latigazos. Su victoria fue tan contundente que el segundo, el holandés Zijlaard, no tuvo opción alguna.

Los 192 km entre Camaiore y Follonica, con apenas una pequeña cota en el transcurso de la etapa, era una ocasión de oro para los hombres rápidos que no debían desaprovechar. Es una Tirreno-Adriático no tan montañosa como en ediciones venideras, y es que las condiciones climatológicas italianas a estas alturas del año no son muy benévolas en ciertas zonas montañosas... aunque estos días de carrera está predominando el sol, al contrario que en España. El mundo al revés. Tres italianos, haciendo buena su invitación, son los que protagonizaron la fuga de la jornada: Tarozzi (Bardiani), que fue el primero y llegó a tener cinco minutos de renta, y Tonelli y Bais, del Polti, que llegaron desde el pelotón tiempo después. Ningún apuro para el pelotón, que les tuvo controlado en todo momento. Su neutralización fue a 40 km de meta, tal vez demasiado pronto para los intereses de los velocistas.

Después, por desgracia, se sucedieron las caídas, afectando una de ellas al francés Gaudu, muy dolorido en el suelo y que poco tiempo después se montó en el coche del equipo. En el tramo final, el Ineos trató de sorprender con un ataque en bloque con el líder Ganna presente. No tuvo éxito, pero sirvió para aumentar la tensión en el pelotón. Eso sí, la llegada, a cargo del Lidl-Trek, fue una maniobra perfecta de trabajo en equipo, especialmente con la complicada curva a escasos 400 metros de la llegada. Una vez que se quedó al frente del pelotón, nadie llegó, ni de lejos, a meterle rueda. Victoria contundente en una carrera que sigue con su dominio italiano... pero todavía está comenzando. En clave española, Juan Ayuso (bonificó en el esprint intermedio), Landa, Bilbao... salvaron el día sin problemas, más allá de una pequeña caída de Xabier Miquel Azparren. Este miércoles, primer test serio, tanto por distancia (239 km) como por dureza, con el final en alto en Colfiorito.

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