Bauhaus aprovecha el caos

Día largo, muy largo, en la Tirreno-Adriático, con 228 kilómetros entre Volterra y Gualdo Tarino, en el mismo desenlace que en 2021, año en el que Mathieu van der Poel se impuso a lo grande con una icónica celebración de brazos cruzados. Esta vez, la jornada no fue igual de emocionante, teniendo al italiano Samuele Zoccarato como protagonista. Después de varios intentos de diversos corredores, el del Bardiani protagonizó la fuga en solitario. Una aventura que estuvo en todo momento controlada por el pelotón pese a contar con diferencias superiores a los cuatro minutos. Cierto es que el terreno era quebrado durante todo el día, con constantes sube y baja, y con la subida a Casacastalda en el tramo final. Con todo ello, los velocistas aguantaron en cabeza sin excesivos problemas.

El frío y la lluvia estuvieron presentes, con el propio Jonas Vingegaard teniendo problemas para ponerse el chubasquero. Incluso tuvo que bajar hasta el coche para que le ayudasen. Lo consiguieron. El líder Juan Ayuso también tuvo algún que otro percance sin mayor importancia y rápidamente fue arropado por sus compañeros para entrar al pelotón de nuevo. Vista la situación, los equipos de los hombres rápidos empezaron a tomar protagonismo. A 22 km de la meta fue atrapado Zoccarato, que levantó un brazo en señal de despedida. El Education First, con Carapaz, enfiló el grupo en favor de su compañero Bettiol. Después fue el Alpecin de Philipsen el que tomó el mando.

Con todo agrupado, la carrera entró en las calles de Gualdo Tadino. Carretera mojada, grupo enfilado... y curva a izquierdas antes de meta, con los corredores entrando a alta velocidad. Por desgracia, la opción de caída era elevada y sucedió, con Philipsen como uno de los grandes damnificados. Dentro de este caos, y conocedor de que el primero que saliera de la curva tendría mucho hecho, Phil Bauhaus aceleró y nadie pudo atraparle. Primera victoria del año para el alemán del Bahrain, de 29 años. Ayuso salvó el día y mantiene el maillot azul antes de una cuarta jornada, con final en Giuilanova y con la principal dificultad en la primera mita del recorrido, ascendiendo Valico de Castelluccio.