El Giro de Italia 2022 arranca en Budapest con gran expectación

Mayo anuncia la llegada del buen tiempo, las terrazas repletas en los bares, las alergias de primavera y, por supuesto, del Giro de Italia. La Corsa Rosa apuesta en su 105ª edición (6 al 29 de mayo) por dar continuidad al que ha sido su sello de indentidad en los últimos tiempos: un recorrido repleto de montaña que deja en un segundo plano a la contrarreloj. De hecho, en este 2022 viviremos un Giro peculiar en lo referente a la batalla contra el tiempo. Con 26,8 km, será el recorrido con menor distancia contrarreloj de los últimos 60 años (en 1962 ni siquiera hubo una sola jornada de esta modalidad), lo que deja un escenario ideal para los escaladores puros, quienes están llamados a disputarse el codiciado trofeo Senza Fine.

Siguiendo una tendencia cada vez más frecuente en las últimas décadas, la Grande Partenza no será sobre suelo italiano, sino en Budapest. De hecho, Hungría acogerá las tres primeras etapas de este Giro (una con explosivo final, la primera crono y otra ideal para velocistas), algo que la organización tenía previsto para el 2020 pero que debido a la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19 se ha retrasado dos años.

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En un cuarto día en el que no habrá etapa, la caravana de la carrera se trasladará a Italia para recorrer 18 jornadas de norte a sur, desde Sicilia hasta Verona, en el 'país de la bota'. Y será al día siguiente cuando llegue la primera jornada decisiva de la carrera con el final en el Etna (casi 20 km en torno al 7% de promedio), una volcánica ascensión en la que las aspiraciones de más de uno de cara a la general pueden quedar eliminadas. Otros finales como el Blockhaus (etapa 9), el Aprica (previo paso por el Mortirolo en la etapa 16) y una Marmolada (precedida el penúltimo día del Paso Pordoi, Cima Coppi 2022) que no acogía una llegada desde hacía 14 años, serán completamente determinantes.

Ahora, ¿qué corredores figuran en la lista de máximos favoritos? En lo más alto encontramos a Richard Carapaz, en una carrera que se adapta a las mil maravillas a sus condiciones como bien demostró con su imperial triunfo en 2019, su primer y único éxito hasta la fecha en una grande (luego fue 2º en La Vuelta 2020 y tercero en el Tour 2021). Pero su racha de podios en rondas de tres semanas encontrará dura competencia. Joao Almeida (fue 4º en 2020) y un Simon Yates (único presente de los tres que coparon el podio el año pasado) que sigue teniendo cuentas pendientes con el Giro desde la edición de 2018 conquistada por Chris Froome. Un peldaño por debajo, sobre el papel, figuran corredores como Giulio Ciccone o Wilco Kelderman y, especialmente, Miguel Ángel López y Romain Bardet, ambos en buen momento tras sus recientes éxitos en el Tour de los Alpes.

Por último, pero no por ello menos importante, la representación española. Este año será tan especial como ilusionante, ya que tanto Alejandro Valverde y Mikel Landa parten con buenas opciones para brillar. El crédito se lo han ganado sobre el asfalto. El murciano, que con 42 años recién cumplidos vivirá por última vez las emociones que desprende la Corsa Rosa, guarda buenos recuerdos de la carrera, ya que en su única participación (2016) quedó tercero de la general y ganó una etapa. Por su parte, el corredor vasco (contará con la inestimable ayuda de Pello Bilbao) ansía regresar al podio de una grande en una prueba en la que figura su mejor resultado hasta el momento en una ronda de tres semanas (fue 3º en 2015 tras Contador y Aru). A los pocos kilómetros contra el crono les acompañan una buena preparación con la que el alavés ya demostró este curso un buen estado de forma en citas como Tirreno-Adriático (3º) y Lieja-Bastoña-Lieja. Nos separan 3.437 km y algo más de 50.000 metros de desnivel para saber quién ocupará el trono de un ausente Egan Bernal (sigue recuperándose de su grave accidente) en el coliseo de Verona. Bienvenidos al Giro de Italia.