Cuando eres muy favorito para una prueba, a veces es algo que se puede volver en tu contra, pero no fue así esta vez para el británico Tom Pidcock. El corredor del Ineos se adjudicó su primer Mundial de ciclocrros en el circuito de norteamericano de Fayetteville (Arkansas) con una gran superiodidad aprovechando la ausencia de los dos grandes dominadores de los últimos años y ganadores de los seis Mundiales recientes (tres cada uno): Van der Poel y Van Aert, ausentes por problemas físicos y por tener ya en mente la temporada de carretera, respectivamente. Y ahí estuvo Pidcock que no falló para ganar.

El de Leeds cimentó su victoria en las primeras vueltas, con un ritmo casi inalcanzable en el circuito de 3,1 km, rodando en 6:32 y 6:33 en los primeros giros. Cuando los rivales metieron una marcha más en su persecución, él también metió otra, y solo quedaba la disputa por la plata y el bronce. Fue un Mundial, eso sí, sin barro ni polvo, muy diferente a otras ediciones y con tan solo 36 participantes, lo que no quita méritos a la conquista de un Pidcock que en la vuelta final se permitió el lujo de hacer un salto doblando la bicicleta en el aire y entrar en meta haciendo el gesto de Superman. No tuvo rival el vigente campeón olímpico de Mountain Bike, que también estuvo en la pasada Vuelta a España, aunque pasó desapercibido. Ya fue campeón junior, Sub-23 y ahora lo es élite, todos en ciclocross.

En la batalla por la plata, Van der Haar e Iserbyt se fueron por delante respecto al grupo perseguidor y el neerlandés se impuso al esprint por delante del belga. En cuanto a los españoles, Felipe Orts, en un circuito que reconocía que no se adaptaba al 100% a sus cualidades, como reconoció a AS en la previa, no pudo conseguir el ansiado objetivo del Top-10 pero acabó en una meritoria 13ª posición, yendo de menos a más durante las últimas vueltas y con un gran esprint final. Kevin Suárez, el otro español en la prueba, fue 19º. La temporada de ciclocross seguirá la próxima semana en tierras belgas.