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Ciclismo

Diez claves para entender la leyenda de la París-Roubaix

El Infierno del Norte es quizá la más icónica de las clásicas del ciclismo mundial. Una carrera diferente que para muchos es la prueba de un día más dura del calendario. La clásica de clásicas, también llamada Infierno del Norte, mide a los especialistas del pavé, aquellos capaces de domar los clásicos adoquines de esta prueba francesa que se ha labrado una de las historias más legendarias del deporte de la bicicleta.

La París-Roubaix parece en muchos aspectos una carrera de otro tiempo. Y de hecho es una de las más antiguas del calendario. Sólo otro de los monumentos como la Lieja-Bastoña-Lieja, fundada cuatro años antes, tiene más historia que esta París Roubaix que vivió su primera edición un 19 de abril de 1896. Creada como una prueba que serviría de preparación para la Burdeos-París, cita con mucha fama en la época. En esta primera edición de la Roubaix participaron 51 corredores de los que el más rápido fue un alemán, Josef Fischer, que la completó en más de nueve horas para embolsarse un importante premio de 1.000 francos. Tercero fue Maurice Garin, que ganaría las dos siguientes ediciones… y también el Tour de Francia.
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Historia centenaria

La París-Roubaix parece en muchos aspectos una carrera de otro tiempo. Y de hecho es una de las más antiguas del calendario. Sólo otro de los monumentos como la Lieja-Bastoña-Lieja, fundada cuatro años antes, tiene más historia que esta París Roubaix que vivió su primera edición un 19 de abril de 1896. Creada como una prueba que serviría de preparación para la Burdeos-París, cita con mucha fama en la época. En esta primera edición de la Roubaix participaron 51 corredores de los que el más rápido fue un alemán, Josef Fischer, que la completó en más de nueve horas para embolsarse un importante premio de 1.000 francos. Tercero fue Maurice Garin, que ganaría las dos siguientes ediciones… y también el Tour de Francia.

FOTO:BENOIT DOPPAGNEEPA
Lo más característico de la París-Roubaix son sus adoquines. Esos tramos de pavés (30 en la edición de 2021) son la clave de la carrera. De hecho, la desaparición de estos llevó a que a partir de 1967 la carrera ya no saliera de París en busca de otros tramos. Se tratan de piedras de granito que pesan entre seis y ocho kilos y que forman la calzada al estilo romano. Se calcula que hay unos seis millones a lo largo del recorrido. De hecho, desde 1975 el trofeo al ganador es una reproducción de estas características piedras que, con lluvia, se convierten en un verdadero peligro dejando las imágenes más llamativas de esta carrera.
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La carrera adoquinada

Lo más característico de la París-Roubaix son sus adoquines. Esos tramos de pavés (30 en la edición de 2021) son la clave de la carrera. De hecho, la desaparición de estos llevó a que a partir de 1967 la carrera ya no saliera de París en busca de otros tramos. Se tratan de piedras de granito que pesan entre seis y ocho kilos y que forman la calzada al estilo romano. Se calcula que hay unos seis millones a lo largo del recorrido. De hecho, desde 1975 el trofeo al ganador es una reproducción de estas características piedras que, con lluvia, se convierten en un verdadero peligro dejando las imágenes más llamativas de esta carrera.

FOTO:FRANCK FIFEAFP
Son muchos los sobrenombres con el que se realza la dureza de esta carrera, pero ninguno ha cuajado tanto como el de Infierno del Norte. Así expresó un reportero cómo había quedado las carreteras por donde se pasaba en 1919, tras los estragos de la I Guerra Mundial. Aún así, la prueba se celebró el 20 de abril por aquellos caminos destrozados y, para colmo, con fuerte viento y bajas temperaturas. El ganador de la edición más épica fue el francés Henri Pélissier tras tardar más de medio día en recorrer sus 280 kilómetros: 12 horas y 15 minutos.
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El Infierno del Norte

Son muchos los sobrenombres con el que se realza la dureza de esta carrera, pero ninguno ha cuajado tanto como el de Infierno del Norte. Así expresó un reportero cómo había quedado las carreteras por donde se pasaba en 1919, tras los estragos de la I Guerra Mundial. Aún así, la prueba se celebró el 20 de abril por aquellos caminos destrozados y, para colmo, con fuerte viento y bajas temperaturas. El ganador de la edición más épica fue el francés Henri Pélissier tras tardar más de medio día en recorrer sus 280 kilómetros: 12 horas y 15 minutos.

De todos esos tramos adoquinados, hay uno que se ha ganado mucha fama en la historia moderna de la carrera. Se trata del Carrefour de l’Arbre (el cruce del árbol), que fue incluido en el recorrido en 1980. Se trata de un tramo adoquinado de 2,1 km calificado con cinco estrellas de dificultad, la particular medición con la que se marca la complicación de esos sectores de adoquines. Realmente no es el más difícil de la carrera, pero su cercanía con la meta de Roubaix (a unos 15 km del final) lo han convertido en decisivo y uno de los puntos clave de la cita.
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El clave Carrefour de l’Arbre

De todos esos tramos adoquinados, hay uno que se ha ganado mucha fama en la historia moderna de la carrera. Se trata del Carrefour de l’Arbre (el cruce del árbol), que fue incluido en el recorrido en 1980. Se trata de un tramo adoquinado de 2,1 km calificado con cinco estrellas de dificultad, la particular medición con la que se marca la complicación de esos sectores de adoquines. Realmente no es el más difícil de la carrera, pero su cercanía con la meta de Roubaix (a unos 15 km del final) lo han convertido en decisivo y uno de los puntos clave de la cita.

FOTO:KENZO TRIBOUILLARDAFP
El velódromo de Roubaix es la meta de la carrera y el lugar donde los corredores ven la luz tras el exigente recorrido. Su significado es similar al de los Campos Elíseos en el Tour de Francia. Una vez llegan allí, los ciclistas deben dar una vuelta que, en caso de que el vencedor no haya conseguido llegar en solitario, también donde se produce el agónico esprint por la victoria. El actual acoge la carrera desde 1940 ya que sucede al anterior, que fue destruido en 1924 y que fue el lugar de llegada de la prueba hasta 1914. Tal es el significado para los ciclistas que se han dado casos como el del lituano Evaldas Siskevicius, quien llegó último (y fuera de controlI en 2018 y hasta debieron abrirle un velódromo ya cerrado (para honrar su sacrificio, fue repescado). Al año siguiente regresó para quedar en una meritoria novena plaza.
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'Le vélodrome'

El velódromo de Roubaix es la meta de la carrera y el lugar donde los corredores ven la luz tras el exigente recorrido. Su significado es similar al de los Campos Elíseos en el Tour de Francia. Una vez llegan allí, los ciclistas deben dar una vuelta que, en caso de que el vencedor no haya conseguido llegar en solitario, también donde se produce el agónico esprint por la victoria. El actual acoge la carrera desde 1940 ya que sucede al anterior, que fue destruido en 1924 y que fue el lugar de llegada de la prueba hasta 1914. Tal es el significado para los ciclistas que se han dado casos como el del lituano Evaldas Siskevicius, quien llegó último (y fuera de controlI en 2018 y hasta debieron abrirle un velódromo ya cerrado (para honrar su sacrificio, fue repescado). Al año siguiente regresó para quedar en una meritoria novena plaza.

FOTO:Bryn LennonGetty Images
 Aunque se trata de una prueba francesa, los belgas han dominado históricamente esta carrera. Han conquistado 57 ediciones por las 28 logradas por los franceses, que no la consiguen desde el siglo pasado (Guesdon en 1997). Dos leyendas como Roger de Vlaeminck (1972, 1964, 1975 y 1977) y Tom Boonen (2005, 2008, 2009 y 2012) ostentan el récord de cuatro conquistas. En su palmarés también se observa que dos ciclistas australianos han sido los únicos no europeos en ganar el Monumento: O’Grady en 2007 y 19Hayman en 2016.
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Los belgas mandan

Aunque se trata de una prueba francesa, los belgas han dominado históricamente esta carrera. Han conquistado 57 ediciones por las 28 logradas por los franceses, que no la consiguen desde el siglo pasado (Guesdon en 1997). Dos leyendas como Roger de Vlaeminck (1972, 1964, 1975 y 1977) y Tom Boonen (2005, 2008, 2009 y 2012) ostentan el récord de cuatro conquistas. En su palmarés también se observa que dos ciclistas australianos han sido los únicos no europeos en ganar el Monumento: O’Grady en 2007 y 19Hayman en 2016.

FOTO:FRANCK FIFEAFP
Para la leyenda de la prueba han quedado muchas frases pronunciadas por sus protagonistas. La más famosa es de Bernard Hinault, quien consiguió vencer en su tercera participación. El francés ya se había quejado de la carrera y, cuando la ganó (vestido además de arcoíris), aseguró que “era una mierda”. Como si el triunfo le diera más razón para expresar su disgusto con una cita a la que no volvió. El neerlandés De Rooy, años después, coincidió con El Tejón en una entrevista tras la carrera: “Es una mierda, sufres como un animal…”. “¿Volverá?”, le preguntó entonces el periodista, y respondió: “Claro, es la carrera más bonita del mundo”.
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“Esta carrera es una mierda”

Para la leyenda de la prueba han quedado muchas frases pronunciadas por sus protagonistas. La más famosa es de Bernard Hinault, quien consiguió vencer en su tercera participación. El francés ya se había quejado de la carrera y, cuando la ganó (vestido además de arcoíris), aseguró que “era una mierda”. Como si el triunfo le diera más razón para expresar su disgusto con una cita a la que no volvió. El neerlandés De Rooy, años después, coincidió con El Tejón en una entrevista tras la carrera: “Es una mierda, sufres como un animal…”. “¿Volverá?”, le preguntó entonces el periodista, y respondió: “Claro, es la carrera más bonita del mundo”.

FOTO:Gilbert IundtCorbis/VCG via Getty Images
De los cinco Monumentos, el Tour de Flandes y esta París Roubaix nunca han sido ganadas por un español. Sólo dos rara avis del ciclismo español lograron subirse al podio con más de 40 años de diferencia. Si Poblet fue tercero en 1958 y segundo en 1960, hasta Juan Antonio Flecha en el siglo XXI no se pudo ver a otro español en el podio. De hecho, llevó una enorme trayectoria en el Infierno del Norte en la que sólo le faltó el triunfo: 2º en 2007, 3º en 2005 y 2010, 4º 2006 y 2012, 5º en 2009, 8º en 2013 y 9º en 2011. Ocho veces en el top-10.
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Poblet y Flecha la acariciaron

De los cinco Monumentos, el Tour de Flandes y esta París Roubaix nunca han sido ganadas por un español. Sólo dos rara avis del ciclismo español lograron subirse al podio con más de 40 años de diferencia. Si Poblet fue tercero en 1958 y segundo en 1960, hasta Juan Antonio Flecha en el siglo XXI no se pudo ver a otro español en el podio. De hecho, llevó una enorme trayectoria en el Infierno del Norte en la que sólo le faltó el triunfo: 2º en 2007, 3º en 2005 y 2010, 4º 2006 y 2012, 5º en 2009, 8º en 2013 y 9º en 2011. Ocho veces en el top-10.

FOTO:FRANCOIS LO PRESTIAFP
La París Roubaix 2021, la 118 edición, se celebrará 903 días, unos dos años y medio después de su última edición, la de 2019, que se llevó el belga Philippe Gilbert en abril. La pandemia obligó a cancelar la edición de 2020 y a retrasar esta de 2021 desde el segundo domingo de abril, ubicación clásica, hasta este mes de octubre. Hasta la aparición de la pandemia, la carrera no había faltado a la cita desde la I Guerra Mundial (no se celebró desde 1915 hasta 1918) y la II Guerra Mundial (desde 1940 a 1942).
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Después de 903 días

La París Roubaix 2021, la 118 edición, se celebrará 903 días, unos dos años y medio después de su última edición, la de 2019, que se llevó el belga Philippe Gilbert en abril. La pandemia obligó a cancelar la edición de 2020 y a retrasar esta de 2021 desde el segundo domingo de abril, ubicación clásica, hasta este mes de octubre. Hasta la aparición de la pandemia, la carrera no había faltado a la cita desde la I Guerra Mundial (no se celebró desde 1915 hasta 1918) y la II Guerra Mundial (desde 1940 a 1942).

FOTO:FRANCOIS LO PRESTIAFP
La fiesta ciclista en la que se ha convertido la París-Roubaix sigue creciendo y en este 2021, tras el aplazamiento provocado por la pandemia, vivirá un paso adelante histórico: pro primera vez se disputará carrera femenina absoluta. La cita ya contaba con una sub-23 (desde 1967 en la que su último vencedor fue Thomas Pidcock) y una junior (desde 2003, con Geraint Thomas, Stuyven o el propio Pidcock también en su palmarés). Sin embargo, que las ciclistas femeninas se pudieran enfrentar a este Infierno del Norte era una antigua aspiración que este 2021 ha visto la luz.
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La última barrera

La fiesta ciclista en la que se ha convertido la París-Roubaix sigue creciendo y en este 2021, tras el aplazamiento provocado por la pandemia, vivirá un paso adelante histórico: pro primera vez se disputará carrera femenina absoluta. La cita ya contaba con una sub-23 (desde 1967 en la que su último vencedor fue Thomas Pidcock) y una junior (desde 2003, con Geraint Thomas, Stuyven o el propio Pidcock también en su palmarés). Sin embargo, que las ciclistas femeninas se pudieran enfrentar a este Infierno del Norte era una antigua aspiración que este 2021 ha visto la luz.

Les Amis de Paris-Roubaix