Después del primer contacto con la montaña, en la que los favoritos dieron a la fuga la oportunidad de jugarse la victoria y el liderato, La Vuelta vuelve al terreno llano en el que sus obstáculos será el nerviosismo y las caídas. Una jornada en la que los velocistas volverán a tener oportunidad de vivir una nueva llegada masiva, por lo que parece que el control de la cita dependerá de los equipos con esprinters. Y hay uno cuya motivación es inigualable a la del resto de rivales, Fabio Jakobsen.

El velocista neerlandés ha logrado volver a la élite después del tremendo accidente con múltiples fracturas que sufrió en el Tour de Polonia tras su incidente con Groenewegen en agosto del año pasado. “Hace un año estaba en una camilla y ahora creo que he conseguido volver a meterme entre los mejores del esprint”, cuenta el ciclista del Deceuninck, que volvió esta temporada casi ocho meses después en Turquía. Luego hizo Algarve y Dauphiné, aunque no fue hasta el Tour de Valonia, en julio, cuando se volvió a meter en las llegadas y a conseguir dos victorias.

En esta Vuelta ya se dejó ver en el primer esprint, en la etapa 2 en la que acabó segundo tras Jasper Philipsen. “Me decepcionó un poco, porque no fue la llegada perfecta. Pero no me puedo quejar. Me da confianza para pensar que puedo aspirar a una victoria en los próximos días”, asegura ambicioso el velocista, que ya sabe lo que es ganar en La Vuelta. En 2019 ya sumó dos triunfos, incluido el de la llegada a Madrid, aunque volver a levantar los brazos en una grande, después de lo que ha tenido que superar, sería aún más especial.