Valverde remata el trabajo de un Movistar que maravilla
El murciano fue el más rápido del grupo de favoritos que había seleccionado su equipo con un trabajo fantástico de Verona y Superman. La formación española, de diez.
El Movistar volcado, con una estrategia ofensiva en la que nadie se guardó nada para que Alejandro Valverde rematara. Y el murciano, a sus 41 años, no falló y conquistó la sexta etapa del Dauphiné. Esa es la fantástica lectura de una jornada en la que el equipo español sacó matrícula de honor. La formación, a menudo objeto de críticas por sus planteamientos en carrera, borró todas las dudas de un plumazo. Su trabajo fue enorme, con Carlos Verona como gregario de lujo y Superman López que, tras jugar sus cartas, no dudó en sacrificarse para el Bala. Fantástica victoria que, además, ilusiona de cara al Tour. El otro triunfador del día fue Lutsenko, que se colocó como líder.
El Astana tenía un objetivo, descolgar al maillot amarillo Pöstlberger. Para ello trabajó y lo consiguió en la ascensión final, dos puertos de tercera casi enlazados. Una vez que Lutsenko se había asegurado vestirse de líder, la iniciativa la tomó el Movistar. Sin titubeos y con una actitud muy agresiva, con la etapa como meta. Carlos Verona, que cada año crece en ese rol de gregario en el que al final ha sabido encajar, se puso en modo locomotora. Su ritmo fue dando caza a los intentos de fuga.
Superman López, al que cada día de competición le sienta mejor, estaba a su rueda. Parecía la principal baza del equipo español y jugó sus cartas a tres kilómetros de la meta. Su ataque no abrió hueco, sino que encendió la mecha para que llegaran más intentos de los rivales. El Ineos, hasta entonces agazapado, mandaba a Tao Geoghegan por delante. También se intentaban marchar Kruijswijk o Kuss para el Jumbo. Pero el colombiano López, el gran fichaje de los telefónicos este año, dio una fantástica imagen cuando demostró que, si su ataque no había fructificado, él no se iba a desentender. Tomó la cabeza del grupo y fue el encargado de que todos los favoritos llegaran a la última recta unidos. Era la hora de Valverde, que en meta desveló que esa fue la táctica que acordaron en plena subida: "López me preguntó si se ponía en cabeza para que nadie atacara y yo le dije: 'Vale, venga".
Toda la responsabilidad era para el murciano, un seguro en este tipo de llegadas, que sigue manteniendo la calidad a pesar de que los años pasen. Tao Geoghegan se había guardado un cambio para ese final y atacó con una fuerza tremenda con la que logró unos metros. Valverde se puso de pie, midió la distancia y aceleró con la rueda del británico entre ceja y ceja, al que cazó y rebasó en los últimos metros. "A mi edad todas las victorias son especiales", comentó luego en meta el ganador de etapa más veterano de la historia del Dauphiné. Pero este triunfo llega además rodeado de un aura muy positiva: el Movistar funcionó con un reloj, sin egoismos, dando espectáculo... Estuvieron formidables a tres semanas del Tour. Ilusión que, este fin de semana, pueden reafirmar en las dos etapas decisivas de este Dauphiné, que este sábado contará con un final tremendo en La Plagne: 17,1 km al 7,4%. Palabras mayores.