Contini: el carpintero que rivalizó con Bernard Hinault
Contini ganó tres etapas y subió al podio en el Giro de Italia de 1981. Coronó en cabeza el final de hoy, Mont Aigoual, en 1987.
En el número 2 de la calle Luigi Cadorna, en la localidad de Sangiano (Varese), hay una carpintería fundada en 1945 por el abuelo del protagonista de este relato, con el nombre Prandi & Contini. El negocio no se diferencia en nada de cualquier otro taller de madera. Tampoco su responsable, un hombre de 62 años, amante de su trabajo. Hasta que te preguntas por la historia que esconden las fotografías del ciclista del Bianchi que lucen en sus paredes.
El carpintero que regenta esta empresa, Silvano Contini, fue ciclista profesional entre 1978 y 1990, pero no un corredor más del pelotón, sino un deportista que acumuló 44 victorias en su palmarés, entre ellas la Lieja-Bastoña-Lieja, el Giro del Piamonte, el Giro del Lazio y la Vuelta al País Vasco; que compartió equipo en sus dos primeros años con Felice Gimondi; y que rivalizó con Bernard Hinault en el Giro de Italia de 1981, que terminó en la tercera plaza después de haber ganado tres etapas y de haber vestido un día la maglia rosa a cinco jornadas del final. "Hubo un momento en el que soñé que podía batir a Hinault, pero al final pasó lo que tenía que pasar", recuerda el italiano. También es el único ciclista que ha pasado en cabeza el Mont Aigoual en el Tour de Francia, en 1987. Una anécdota comparada con su brillante historial.
Cuando Silvano se retiró del ciclismo, en 1990, se puso a trabajar en el negocio familiar junto a sus tíos Arturo y Antonio, el mismo que le había comprado su primera bicicleta, una Legnano. "Siempre me gustó la carpintería, es un oficio que requiere creatividad. Pero, visto, con perspectiva, ahora me parece que es más fácil competir en una carrera ciclista que en el mercado de clientes", compara Contini.
En sus tiempos de deportista conoció a su mujer, Bibiana, que era azafata en los Tres Valles Varesinos, con la que ha tenido tres hijos, Andrea, Moreno y Romina, aunque ninguno se ha dedicado a la carpintería. Tampoco al ciclismo.