La décima edición de la Andalucía Bike Race ha pasado su ecuador. Con la disputa de etapa de de Andújar ya se han cubierto tres de las seis jornadas de que consta la competición. Y, para celebrarlo, los ochocientos bikers han disfrutado de una jornada que tradicionalmente se recuerda con cariño. No exenta de dureza, sus bellos parajes y bajadas míticas dejan siempre un gran sabor de boca en el pelotón.

Los primeros kilómetros han transcurrido de nuevo en un mar de olivos. Precisamente José Antonio Hermida, el excampeón y ahora ‘alma máter’ de la ABR, explicaba que tuvo que dejar de asistir a esta prueba cuando era corredor profesional porque es alérgico al olivo, y no podía respirar cuando venía por aquí. De hecho, este año quiere hacer alguna etapa, pero se esperará a Córdoba, donde hay menos ‘aceitunas’ por el camino.

Pero no sólo hay olivos en estas tierras. Nada más cruzar el río Guadalquivir, en un inicio de sube y baja con algunas subidas en las que era casi imposible subir empujando la bici, pasamos a las encinas, después, en la larguísima ascensión hacia la Ermita de la Virgen de la Cabeza, han sido los alcornoques los que nos han acompañado, para, al coronar con unas vistas espectaculares, encontrarnos los pinos. El que se crea que Andalucía es un secarral está muy equivocado.

Y desde esa cumbre ha comenzado uno de los momentos más ‘disfrutones’ de la ABR, la bajada de los Caracolillos. Un impresionante descenso por una calzada romana muy empinada y llena de obstáculos que hace las delicias de los participantes, sobre todo los más técnicos. Pero la alegría dura poco en la casa del pobre, y tras ese momento de gloria tocaba de nuevo una ascensión de las que no se olvidan, El Madroño, para culminar con otro bonito descenso, el del Camino Viejo.

Gran sabor de boca a pesar de las dificultades para completar este paso del ecuador. Pero ojo, que es un paso del ecuador ficticio, porque mañana y pasado llegan dos etapas de ‘campanillas’. En la cuarta jornada la ABR regresa a Priego de Córdoba, con un recorrido corto en kilometraje (58 kilómetros), pero con un desnivel de 2.310 metros. Es decir, que el pelotón se va a pegar un ‘jartón’ a subir, y también con bajadas de esas que quitan el hipo, justo en la víspera de la ‘etapa reina’ en Córdoba y sus 84 interminables kilómetros. ¡Aún queda tela por cortar!