Bernal: el periodismo casi deja a Colombia sin su héroe
Cursó un año de carrera, pero se decantó por la bici. Empezó en el mountain bike y dio el salto a Europa con Gianni Savio y su Androni en 2016.
De Zipaquirá, Colombia, a lo más alto de los Campos Elíseos, París. El viaje de Egan Bernal, primer colombiano en conquistar el Tour de Francia, no se entiende sin Pablo Mazuera, su "padre deportivo y mentor". A través de su Fundación Mezuena, Mazuera dio a Bernal una "oportunidad decisiva" para empezar en el ciclismo: "Intentamos ayudar a la gente con menos recursos económicos con una doble iniciativa, social y deportiva. En su caso, le incorporamos a nuestra estructura en 2010 desde la escuela de Zipaquirá. Pero comenzó antes, con ocho años y en el mountain bike, y enseguida sorprendió por sus capacidades. A Bernal nos lo recomendó Fabio Rodríguez, exprofesional en la década de los 90".
Mazuera explica a AS que "Egan prácticamente recibió su formación como corredor y persona" en su Fundación: "Aunque venía humilde y trabajador, aprendió a valorar las cosas, a tomarse la vida con tranquilidad y exigencia. Me veo reflejado en él cuando concede entrevistas". Hijo de Germán, vigilante en la reserva natural de Neusa, y Flor, limpiadora del hogar, Bernal creció pronto en el "ciclomontañismo": "Viajamos a las competencias de Argentina o Estados Unidos, pero el salto de calidad sucedió en el Mundial de Noruega, en 2014, cuando se colgó la plata. Incluso solicitamos respaldo a través de las redes (se ha viralizado un mensaje de Bernal en Facebook). Y, en 2015, en el posterior Campeonato disputado en Andorra, alcanzó el bronce. Ambos en categoría júnior. Demostró que se encontraba en condiciones de medirse con los mejores. Contábamos con una joya".
Bernal, ahora de 22 años, sufrió dos graves crisis en sus inicios. La primera, como juvenil: "Con la subida de edad no brillaba, no sabía si merecía la pena, ni si lograría dinero para su familia. Siempre pretendió apoyar a los suyos, disponían de pocos medios". La segunda, al entrar en la universidad: "Completó un curso de Periodismo. Le encantaba, así que le convencí para que no abandonara la bici. Pactamos que si el aspecto deportivo no salía como esperaba, regresara a los libros. Por suerte, acá estamos". Bernal conoció a su pareja, Xiomara Guerrero, con la que reside en Andorra, en la Fundación Mezuena. "Una bella historia. El más pequeño se enamoró de la chica mayor", rememora Mazuera. Su hermano menor, Ronald, sigue sus pasos, aunque con más calma: "No le gusta sufrir". A Egan le motivan el reguetón y jugar al FIFA.
En 2015, gracias a sus buenas prestaciones en el mountain bike, Pablo, ingeniero de sonido de profesión, y Bernal acudieron al Centro Mundial de Ciclismo de la UCI. Su prueba de esfuerzo rompió todos los récords para un corredor de su edad y sirvió como tarjeta de presentación. El Androni de Gianni Savio le fichó para 2016. Se cambió a la carretera y se mudó a Italia, "un país que guarda en el corazón". En 2017 venció en el Tour del Porvenir, Savio le traspasó al Sky para 2018 (y se reservó una cuantiosa cláusula en caso de que ganara el Tour de Francia)… y, desde entonces, la promesa de una figura de época: en su palmarés lucen ya cuatro rondas del World Tour: California, París-Niza, Suiza y Tour (el tercero más joven en anotárselo, en su segunda participación). En el Ineos, el preparador vasco Xabi Artetxe se ha encargado de pulirle. Artetxe y Mazuera coinciden sobre las virtudes que le han llevado a lo más alto: "Trabajo y sencillez".