No hubo sorpresas. Arnaud Demáre se llevó al sprint la cuarta y última de la Ruta de Occitania con final en Clermont-Pouyguilles y la general se la adjudicó Alejandro Valverde. El murciano, de 39 años, reaparecía en esta carrera tras dos meses parado por su lesión de sacro y su regreso ha sido espectacular: victoria de etapa, general y sensación del control de carrera. Una carta de presentación inmejorable para el de Las Lumbreras de cara al inminente de Tour de Francia (arranca el 6 de julio en Bruselas).

“Fue una jornada dura por el calor, por donde vivo estoy acostumbrado a las altas temperaturas, pero la humedad era increíble. Por lo demás, no hubo problemas para defender el liderato y el equipo, como siempre, estuvo genial”, decía el murciano, con el maillot naranja de líder, que se limitó a mantener su posición en esta cuarta etapa: “Son muchos años de profesional, 39 tengo ya. ¡Si es que soy el más viejo de esta carrera!”.

Valverde se perdió la primavera por la mencionada lesión y se vio obligado a renunciar al Giro, y tuvo que reconstruir su planificación de la temporada. Un cambio de planes que, de momento, marcha bien. "Siempre estoy motivado al máximo, y demuestro que todavía estoy en el máximo nivel, junto con los corredores que andan muy rápido”, decía Valverde, que fue capaz de controlar al colombiano Iván Sosa en la tercera etapa, con final en el duro Hospice de France.

Sin embargo, y pese a encontrarse en forma, Valverde, actual campeón del mundo, no quiere asumir el rol de líder del Movistar para el Tour de Francia: “Allí staré al servicio de Nairo Quintana y Mikel Landa, los dos jefes de filas del equipo”. Sí lucirá allí su maillot arcoiris, con el que ya ganó una etapa en el UAE Tour y estos dos triunfos de Occitania (etapa y general. En total, suma 125. Valverde es inagotable...