Carapaz: “No quise quitarme la camiseta rosa ni para dormir”
El ecuatoriano disfrutó de las primeras horas de rosa el sábado y amplió su ventaja sobre los rivales el domingo: “No temo a la crono ni la montaña”.
Richard Carapaz se convirtió el sábado en el primer ecuatoriano en vestir la maglia rosa. El escalador del Movistar cumplió “un sueño de niño”. Tan bien se sentía con la prenda que no deseaba soltarla: “No me quería quitar la camiseta ni para dormir… para continuar con la ilusión del rosa”. Carapaz, quien cumplirá 26 años este miércoles 29 de mayo, alcanzó en Courmayeur su tercera victoria en el Giro (tras Montevergine, en 2018, y Frascati, en la presente edición). “Nunca creí que alcanzaría semejante nivel cuando empezaba con la bici”, reconoce con humildad. Acabó cuarto en su debut en la ronda italiana y ahora va “a por todas”.
Su primer día en rosa lo saboreó “con ganas y con gusto”, a pesar de “la paliza” que le pegó al cuerpo. Después de la ceremonia del podio, que disfrutó “emocionado”, atendió a los medios de comunicación. Se hizo fotografías y firmó autógrafos a los aficionados. Comió un poco y se hidrató bien “para iniciar la recuperación cuanto antes”. Debido a las exigencias protocolarias, sus compañeros del Movistar se marcharon en el autobús sin él al concluir la etapa. A Carapaz le esperó un coche del equipo para trasladarle al Hotel Castello de Monjovet. Allí le recibieron entre bromas y aplausos de reconocimiento. No perdonó el masaje y brindó en la cena junto a corredores, directores y auxiliares: “Sois fundamentales, ojalá lleguemos hasta Verona así”.
A Richie, como le apodan en el Movistar, le aprecian por su “buen carácter y amabilidad”. En el staff y en el cuerpo técnico valoran muchísimo su buena educación y predisposición: “Nos pide todo por favor y siempre da las gracias, nunca tiene una mala palabra y cumple con lo que se le exige, sea sacrificarse por otro o asumir responsabilidades. Le consideramos un chico humilde, normal y muy trabajador, y con un futuro inmenso por sus excepcionales condiciones”.
La cohabitación con Mikel Landa (quinto, a 2:50) ha resultado natural, aunque el alavés partía con los galones de jefe y ambos ambicionan el título. Dejaron la decisión de tomar la iniciativa en manos de los dos ciclistas, y Carapaz aprovechó su momento. En este Giro comparte cuarto con Antonio Pedrero: “Nos llevamos fenomenal. Y, como los dos somos tranquilos, apenas molestamos y nos sentimos a gusto el uno con el otro”. No faltó la llamada a su familia en Ecuador, desde donde Tania, su esposa, y sus hijos Richard Santiago y Aimy Sofía le envían “fuerza y motivación para preservar la calma”.
En la jornada de Ivrea a Como vivió de todo menos tranquilidad, pero conservó el liderato del Giro y amplió sus diferencias. Por la mañana una docena de admiradores ecuatorianos, procedentes de la provincia de Carchi, su tierra natal, se congregó en el bus del Movistar: “¡Venga, verraco! ¡Duro con la maglia, mijín!”. Con el casco, las gafas y la cinta del manillar a juego, se veía “elegante”. Luego recibió el cariño de los italianos en el control de firmas: “Es muy bravo. Si no vence Nibali, que gane Carapaz”. El siciliano y el rosa unieron fuerzas para alejar al resto de los favoritos entre la subida y la bajada de Civiglio: “Rascar 40 segundos más sobre Roglic me beneficia y me enorgullece, así como que Nibali comente que no debieron permitirme tanta renta en Courmayeur. Queda la tercera semana. Ofreceré mi mejor versión hasta Verona. No temo a la crono ni a las montañas”. Este lunes, día de descanso en lo más alto de la clasificación.