Carapaz revienta el Giro: rosa y etapa en Courmayeur; Landa, 5º
El ecuatoriano atacó en San Carlo y se aprovechó del marcaje entre los favoritos para ser líder con 7 segundos sobre Roglic y 2:50 ya sobre Landa.
Doble golpe de Richard Carapaz al Giro. El ecuatoriano de 25 años venció en Courmayeur y se enfundó la maglia rosa, sin duda el escalador más en forma de la carrera. Atacó a tres kilómetros de la cumbre de San Carlo, un temible puerto al 9,8% de pendiente media, resistió la embestida de Vincenzo Nibali en el descenso… y se aprovechó del absurdo marcaje entre el siciliano y Primoz Roglic durante la última ascensión. El esloveno alegó unos calambres, aunque confía en los 17 kilómetros de la crono de Verona y en su regularidad en las montañas. Nibali debió recurrir a Caruso para minimizar pérdidas con Carapaz, que endosó 1:54 al grupo de los favoritos y ahora dispone de siete segundos de ventaja sobre Roglic, 1:47 frente a Nibali, 2:10 con Rafal Majka y 2:50 respecto a Mikel Landa.
Secante, atado de pies y manos, Landa no podía moverse con Carapaz por delante. Una situación para nada desconocida, como le tocó vivir en el Giro de 2015, supeditado en el Astana a Fabio Aru (concluyó en tercera posición), y en el Tour de 2017, al servicio de Chris Froome en el Sky (se quedó a un segundo del cajón, cuarto). Negaba con la cabeza en la llegada el alavés, al que su compañero saca casi tres minutos desde lo más alto de la clasificación, lo que le convierte en la segunda baza del Movistar y en otra pieza para defender el rosa, como se encargó de señalar Carapaz: “A partir de ya, la escuadra se volcará para protegerme hasta Verona”.
La jornada arrancó a toda mecha, con Simon Yates en plan kamikaze. Roglic, aislado, tuvo que responder en primera persona a los dos órdagos del británico en la subida a Verrayes. ¿Qué hubiera ocurrido de escurrir el bulto? Seguramente el caos. El exsaltador salvó una situación muy peligrosa, pero sólo asumió el papel de jefe en ese momento. Después le dio la razón a Nibali, que le acusa de no tirar y desentenderse de su responsabilidad desde Pinerolo. En el Lago Serrù, el italiano rechazó la mano de Roglic y se despachó con una rajada. En Courmayeur simplemente recordó que si la cosa sigue igual, ambos perderán sus opciones de título. Un Giro en el que Carapaz no para de hacer historia: en 2018 regaló a Ecuador el primer triunfo en la ronda (lleva tres, tras los dos de esta edición), y en 2019 también se convirtió en el primero de su país en vestir el rosa: “Hay que soñar siempre”.