Después de que el experimento del tridente no diese los resultados deseados en el Tour, el Movistar ha cambiado de chip y de discurso para la Vuelta que se presentó ayer en el Teatro Romano de Málaga, y que arrancará mañana con una crono en el centro de la ciudad andaluza. El equipo español tendrá un único líder, Nairo Quintana. Y el escalador no esconde que le agrada la nueva estrategia: “Me gusta más este planteamiento y asumiré el liderato de la escuadra como cada vez que se me ha pedido”. Un nuevo esquema propiciado por las circunstancias, con un Valverde mirando de reojo al Mundial y sin un Mikel Landa lesionado para el que el colombiano, no obstante, tuvo un recuerdo cariñoso: “Sabíamos que tenía ilusión en esta carrera, su caída fue una desgracia”.

Pero lo cierto es que Nairo se siente más cómodo asumiendo la responsabilidad después de que no se cumplieran las altas expectativas que había puestas en el Tour. “No se pudo ganar, que era el principal reto, y aquí vengo a por la victoria. Me gustaría desquitarme”. Valverde, que afirma que su compañero llega en un “gran momento”, no discute la capitanía ni el balance que Quintana hace de la ronda francesa: “Se alcanzó una etapa, la clasificación por equipos... pero no se logró el objetivo, conquistar la general, el mismo con el que venimos a esta Vuelta”.

Y es que todo apunta a que el peso de la prueba recaerá en el conjunto español. “Pero eso siempre ha sido un poco así, al Movistar siempre le ha tocado controlar en la Vuelta, aunque aquí hay muchos nombres importantes y a no ser que logremos el liderato, habrá que dejar que otros se desgasten”, destaca Valverde. Nairo, por su parte, asegura que si se da el caso, cuentan con un bloque potente y resalta al sustituto de Landa, el ecuatoriano Carapaz, en el que hay grandes esperanzas tras su fantástico Giro de Italia: “Nos va a ayudar mucho”. Un Nairo Quintana que no rehuye ninguna responsabilidad, sino todo lo contrario: “Me siento cómodo con la etiqueta de favorito”.