Alex Roca y Héctor Rodríguez: superación sobre un tándem
El primero sufrió una parálisis cerebral con seis meses, el segundo lidera el proyecto 'PedaELA'. Los dos pedalean juntos hacia Santiago de Compostela.
A Alex Roca una parálisis cerebral a los seis meses de vida le dejó con una discapacidad física del 76%. A sus 27 años ha encontrado en el deporte un refugio y junto con Héctor Rodríguez forma un tándem ciclista con el que cumple retos y trata de no ponerse límites. Los dos están embarcados en la GAES Pilgrim Race, la carrera que une Madrid y Santiago por el Camino de Madrid y el de invierno y que este jueves culminó su quinta etapa entre Astorga y Villamartín de Valdeorras (120 km).
Quizá no sea fácil sonreír a la vida cuando una parálisis cerebral condiciona tu existencia y te deja sin habla, pero Alex siempre ha tratado de demostrar que si uno se propone algo puede conseguir aquello que desee, a pesar de los obstáculos que encuentre en el camino.
“Desde pequeño me gustaba jugar al fútbol, pero a medida que iba creciendo vi que me tiraban también otros deportes. Después, también comencé a correr 5 y 10 kilómetros”, confiesa Alex, a través de Mari Carmen, su pareja y también intérprete.
“Luego -prosigue- vi que mi hermano hacía triatlón y pensé en hacer uno. Quise hacerlo por relevos, pero un chico me dijo que lo hiciera entero. Entonces me presenté al triatlón de Barcelona, en la categoría Supersprint. Cogí una bicicleta de tres ruedas, para nadar me puse un neopreno y una máscara y después corrí como cualquiera”.
Del triatlón lo siguiente fue la bicicleta. Su tío alquiló un tándem y le gustó mucho. Luego llegó una carrera en los Monegros de 117,5 kilómetros y la Titán Desert por el desierto de Marruecos.
“Hice tres etapas de la Titán porque tengo problemas de hidratación y me mareo mucho”, apunta Alex, que es la primera persona con parálisis en ir a la carrera marroquí.
Con Héctor Rodríguez afronta el reto de completar la Pilgrim Race, la carrera ciclista que une Madrid con Santiago de Compostela en siete etapas. Su relación comenzó hace año y medio cuando Alex se apuntó para ayudar en un proyecto que había puesto en marcha Héctor para homenajear a su abuela y sensibilizar sobre la ELA.
“El proyecto ‘Pedalea‘ lo lanzamos mi hermano y yo y ahora es un reto a nivel mundial, con más de cinco mil ciclistas por todo el mundo que suman kilómetros que convierten en euros para la investigación los patrocinadores”, señala Héctor.
“En nuestro caso quisimos ir de Barcelona a Galicia para despedir a nuestra abuela, que murió, y durante el camino se fue sumando gente. Alex se apuntó para ayudarnos y pensé que si me ayudaba a mí cómo no iba a ayudarle yo a él”, manifestó.
Tras conocerse, la relación de amistad se afianzó cuando Alex le propuso entrenar con un tándem por Barcelona, la ciudad en la que ambos viven. “De mis retos personales vamos haciendo los que le apetecen y son factibles”, declara Héctor, que es el encargado de llevar el ritmo y marcar los tiempos encima de la bicicleta.
“En tándem hay dos factores. Primero el peso, porque la bici pesa 32 kilos, y después la parálisis de Alex. Hay que controlar los equilibrios en las curvas, no se puede agarrar del brazo izquierdo y tengo que controlar bien las frenadas”, dice.
Código de comunicación
La comunicación también es un factor a tener en cuenta. Alex no habla y el lenguaje que han inventado es a través de un código que solo ellos conocen encima de la bicicleta.
“Dos toques es que tire un poco más. Uno que afloje. Cuando me saca la mano por la derecha significa que pare o si necesita agua me toca el casco. Es un lenguaje de la bici para sobre todo optimizar los kilómetros. Nos interesa llegar lo antes posible para que podamos descansar porque a veces dos horas más en carrera te penalizan”, confiesa.
Alex, aficionado al fútbol, es del Barcelona. Una vez se encontró al brasileño Dani Alves, “muy buen chico”, le dio una gorra suya y se hicieron una fotografía que dio visibilidad a su lema de que ‘el límite lo pones tú‘.
“De pequeño muchas personas me miraban y tenían prejuicios. Pensaban que no podría hacer muchas cosas como andar, trabajar o estudiar. A medida que iba creciendo he ido pudiendo y demostrando las cosas, porque si no me conocen como pueden decir que no puedo. Déjame que lo pruebe y si no puedo, yo me daré cuenta”, señala.
Aparte del deporte, Alex disfruta mucho dando charlas y demostrando a la sociedad que el límite se lo pone uno mismo. Trata de concienciar y acercar a la sociedad la discapacidad, una palabra que no le gusta porque todos tenemos capacidades diferentes y debemos ser tratados de la misma manera.