Ilusión y nervios a menos de 24 horas de la Titan Desert más dura
La organización de la prueba ofreció una rueda de prensa en la que estuvieron acompañados por Cadel Evans y los ganadores de la edición 2017.
Tras dos largos meses de tensa espera desde su presentación en Madrid, en la que se consideró que esta entrega sería la más complicada de todas, este sábado puede darse por comenzada la Titan Desert 2018. Por más que la fecha en rojo en el calendario sea la de este domingo, el desembarco en Marruecos y todo lo que ello ha arrastrado evidencia que ya ha llegado la hora de la verdad, que esto no hay quien lo pare.
Temprano, a las 8:30 desde Madrid y a las 9:00 desde Barcelona, despegaban los vuelos chárter fletados por la organización. Entre reencuentros y alguna que otra cabezada, participantes y staff aterrizaban en Marruecos a las 9:30 hora local, momento para desplazarse hasta el primero de los campamentos, en Bomalne Dades, que hará de hogar durante la prueba. Después de recoger las bicis y dejar el equipaje en las haimas, aprovechar para las primeras reuniones, informales, y llenar el estómago, llegó el turno de la rueda de prensa oficial, en la que los responsables de la prueba estuvieron escoltados por tres referentes que saben de lo que hablan: Cadel Evans, oro en el Mundial de Ciclismo en Ruta de 2009 y campeón del Tour de Francia de 2011, y Josep Betalú y Anna Ramírez, campeones de la carrera en 2017 en categoría masculina y femenina, respectivamente.
Los organizadores quisieron subrayar la importancia de la incorporación a esta decimotercera edición de A.S.O, propietarios del Tour o el Dakar y llamados a, respetando una filosofía ("la aventura por encima de la competición") con la que se sienten en sintonía, catapultar a la Titan Desert internacionalmente, introducirla en nuevos mercados, una misión que se empezará a cumplir con la emisión en 160 países del programa diario de la prueba.
También presumieron del trabajo bien hecho, para lo que se apoyaron en datos de récord, tan reveladores como los 612 inscritos (un 25% más que en 2017), la participación de 69 mujeres (la mejor marca estaba en 22) o la presencia de un 15% de ciclistas internacionales, con 24 nacionalidades inmersas en la carrera. Con 170 personas trabajando en terreno, campamentos de hasta 24.000 metros cuadrados (3ª etapa), 54.000 litros de agua embotellada y más de 300.000 kilos de pasta, no les faltará de nada. No extraña que el 40% de los que vinieron una vez hayan repetido al menos una segunda. Ni que todos estén deseando, entre la ilusión y los nervios, que sea ya domingo.
