Ni por lo más remoto se podía esperar el desenlace de la etapa que descorchaba la Vuelta al País Vasco. Pues bien, marcó unas diferencias que pueden resultar definitivas, que tal vez destrocen la emoción de una ronda articulada en seis jornadas. Costaba mover la bici en las rampas de Elkano, un muro traicionero que tenía marcado a fuego Alaphilippe. El francés otorgó al Quick-Step la victoria número 22 de la temporada. Se puso a su rueda Roglic, uno de los grandes favoritos a la txapela, que dio un golpe de mano, y entró de la mejor forma en la carrera, porque provocó una escabechina. Gracias a las bonificaciones, se alejan a 33 segundos los grandes favoritos (que entraron en un grupo liderado por Peio Bilbao) y a 57 Ion Izagirre, el gran damnificado de este hachazo.

Se sabía que ese último muro era un tramo nervioso, y que resultaba fundamental coger posición desde el pueblo de Aia. La entrada era peligrosa. Landa perdió el sitio, tuvo que ir de atrás hacia delante. En ese momento de titubeo, a dos kilómetros para coronar, arrancó como un poseso Alaphilippe y Roglic se puso a su rueda. El Quick-Step demostró enorme ambición durante la subida y su líder se sentía con ganas de aventura. A la rueda de ambos salió en primera instancia Nairo, y avanzaron con 13 segundos sobre un grupo con muchos favoritos que sufría de lo lindo. Los dos ciclistas inicialmente escapados lograron soltar a Quintana e iniciaron una senda de pleno entendimiento. Ni se miraban. Roglic llevaba la pedalada más potente y el cambio de ritmo correspondía al francés, el que sacó de punto a Nairo. Alaphilippe es muy rápido y tenía claro que la victoria estaría en su bolsillo, mientras que su compañero de fatigas miraba más a la general. A la hora de coronar tenían un botín de 21 segundos. Por atrás se organizó un grupo de siete unidades, partido luego en cuatro y tres.

La diferencia rozó el medio minuto. En el descenso los escapados volaban. Nairo enlazó atrás y pedía relevos, aunque las miradas se centraban en Landa, en un esfuerzo del Movistar por enganchar. En el esprint de Zarautz, Alaphilippe mostró su generoso golpe de pedal y ganó por estrecho margen a Roglic. La escapa de la jornada la protagonizaron Salas, Lastra, Aitor González y el eritreo Ghebreigzabhier, que dejaron la vigilancia del pelotón casi desde el banderazo de salida, al olfatear Jaizkibel; amasaron casi cinco minutos de ventaja y posteriormente se incorporaron De Gendt y Cataldo.