Landa: "Soy feliz como ciclista, pero cuesta mucho trabajo"

¿Por qué eligió el ciclismo?

Empecé como cualquiera, con el fútbol. También probé en la pelota y me entró el gusanillo de la bici. Iba con los amigos entre los pueblos vecinos. Luego me apunté al club de Murgia, se me dio bien y ahí seguí, hasta que me becó la Fundación Euskadi y pasé al Naturgas, al Orbea y al Euskaltel, los pasos lógicos.

Dejó los estudios por convertirse en profesional.

Sí, arquitectura técnica. En su día supuso como un alivio, compaginarlo con el entrenamiento me exigía mucho, pero también duele haber aparcado los libros y no saber más de una carrera que me gustaba.

¿Tanto sacrificio conlleva?

Sí. Hay una edad crítica entre los 16 y los 20 años. Te tiran las fiestas, las chicas, los colegas... y si quieres llegar a algo, debes aplicarte y renunciar a los caprichos. Ya como corredor cobras tu sueldo en tu equipo, con sus pros y sus contras, y puedes llevar mejor quitarte de ciertas cosas.

¿Cuáles son en su caso?

Echar una pachanguilla, marchar por el monte o pegarme una comilona como Dios manda. No tener una vida de ocio normal, en definitiva.

Desde amateur se ha hablado de sus excelentes condiciones. ¿Por qué ha tardado en explotar y en centrarse?

Quizá me requiera más esfuerzo. Cuando la forma y los resultados te vienen más fáciles, no gozas de esa capacidad de sufrimiento que otros sí. Soy feliz como ciclista, aunque cuesta mucho trabajo.

¿Qué tal los primeros meses con los galones de líder en el Movistar?

Muy bien. Tengo claro lo que deseo y pienso que me he ganado el estar en posición de exigir. Sin embargo, pretendo escuchar y ejercer con educación y respeto ante compañeros, técnicos y auxiliares.

¿Nota que se le pide tomar el relevo en España y conseguir victorias de manera inmediata?

A nivel mediático, un poco sí. Entiendo que el país necesite una cabeza visible. Me encuentro preparado para asumir mi responsabilidad, consciente de mis características, de mis 28 años y de mi trayectoria. Parece que debo conquistar mi primera grande en el próximo Tour, y creo que tampoco es eso. Lo intentaré, claro, nadie lo quiere más que yo, pero si no buscaré más desafíos. En esta temporada me toca confirmar lo bueno apuntado hasta la fecha y dar un paso adelante, con ambición y con los pies en el suelo.

¿Lee lo que se escribe de usted?

Menos. En algunas entrevistas no logro transmitir lo que me gustaría, o me expreso como un arrogante. Aunque tengo mi carácter, no es mi propósito generar polémica, sino exponer mi opinión. Procuro ser natural y abierto, lo mismo que me encanta un estilo alegre y al ataque sobre la bicicleta.

¿Le veremos pronto competitivo?

Espero que al máximo en el Tour, mi objetivo número uno. Y ojalá rinda en esta Tirreno, en el País Vasco y las Ardenas. Acudiré allí con Valverde para aprender. No habrá problemas con él ni con Nairo, dividiremos los calendarios y juntos seremos más fuertes. La carretera nos pondrá en nuestro sitio. Aparte, me motiva el Mundial y en principio disputaré la Vuelta. Cuando termine el Tour, comprobaremos con qué estado y qué mentalidad.

Se enfrentará de nuevo con el investigado Froome.

Nada le impide correr y siempre ilusiona medirse con los mejores en cada carrera.