Froome, en su casa móvil: "En la Vuelta se lucha todos los días"
El británico atendió a los medios en el impresionante motorhome del Sky, un cuartel general que montan y desmontan en cada hotel al que van.
En la segunda planta del impresionante motorhome que estrena el Sky en esta Vuelta, un hogar móvil al estilo de los que se ven en la Fórmula 1, uno se encuentra con un espacio parecido al salón grande de una casa. En el centro hay mesas de trabajo, y en los laterales sofás y hasta macetas con plantas. Por las cristaleras pasa la luz natural, que otorga un entorno acogedor y hace olvidar que se está dentro de un camión. En uno de esos sofás, taza en mano, el líder de la Vuelta, Chris Froome, atiende a los medios con la tranquilidad del que cumple en su trabajo a la perfección: “Tras nueve etapas estamos en una situación idónea. Hubo muchos finales explosivos y difíciles, y me siento contento de comenzar así”.
El ambiente es distendido, pero en el equipo nadie quiere oír hablar de “relajación”. Froome, el primero, y recuerda que la general está “muy apretada” con terreno de sobra para que cualquiera dé un vuelco. Incluido Contador, al que no quita ojo de encima a pesar de tenerle lejos. “Es verdad que lleva tiempo perdido, pero es un luchador y no me cabe duda de que va a presentar batalla hasta llegar a Madrid”, comenta.
El británico no quiere dejar sin atar ningún detalle en el que parece su asalto definitivo a la Vuelta, una cita con la que siempre ha conectado. “Es más agresiva que el Tour. Allí hay tres grandes jornadas de montaña sin margen de error, pero en la Vuelta se pelea todos los días por la general. Y la atmósfera es especial, los españoles viven esta carrera muy de cerca. Tras el Tour, podría haberme ido con mi familia y esperar tranquilamente al del año que viene, pero aquí disfruto”.
Froome apura su taza, posa para alguna fotografía y baja por la escalera que lleva a la primera planta de esta especie de hotel en el parking de otro hotel. Al descender se ve la cocina, donde están preparando pasta, y una sala de reuniones con el nombre de cada ciclista, a la que no dejan acceder a la prensa, pero donde se distingue un planning del recorrido de entrenamiento que van a hacer a continuación.
Una opulenta instalación que contrasta con la situación de otras escuadras, que miran al futuro con pesimismo. “Quizá sea injusto, pero detrás está el trabajo de mucha gente que busca patrocinadores, apoyos... Si igualamos eso, también habría que competir con las mismas bicis, equipamiento y comer el mismo arroz cada mañana. ¿Dónde trazamos la línea? Es una pena lo del Cannondale, pero creo que afrontaron el problema de la forma correcta y el domingo hicieron una gran etapa”. Froome sale de este llamativo cuartel general y fuera esperan sus compañeros. A su orden, todos arrancan para iniciar el entrenamiento. No hay motivos para relajarse. Hoy vuelve la batalla.