La Pilgrim Race desde dentro: Santi Millán y sus Imparables
El conocido actor encabeza un equipo que no sólo cubre la prueba, sino que también ruedan un documental para darla a conocer. Mañana llegamos a Santiago.
Se ve la luz al final del túnel. Tras siete intensos días de ruta estamos a una etapa de llegar a la tierra prometida: Santiago de Compostela. Nos restan sólo 60 kilómetros del Monte do Gozo, el lugar en el que los peregrinos ven por primera vez la Catedral, la meta del largo camino. Pero no ha sido fácil llegar a Lalín, la penúltima parada, porque la etapa nos ha hecho sufrir. ¡Y menos mal que la acortaron a la mitad! Si no lo hacen, muchos nos hubiéramos quedado por el camino.
La penúltima jornada parecía un trámite, pero no lo era. Entre que ha resultado muy dura, con constantes subidas y bajadas (más pa’rriba que pa’bajo), y que las fuerzas ya empiezan a flaquear tras siete días de bicicleta, ha costado llegar a Monforte de Lemos, desde donde nos han trasladado en autobús a Lalín. Han sido 68 kilómetros, y en principio estaban previstos 136. Comenzamos siguiendo el cauce del Sil por preciosos caminos con alguna zona técnica, y muchas rampas de esas que te parten el alma. Pero la belleza de los paisajes y las preciosas aldeas han ayudado a aguantar el sufrimiento.
Un sufrimiento que lleva compartiendo con nosotros el actor Santi Millán y su equipo, los Imparables, desde la salida de Madrid. Sólo que ellos van rodando un documental, y cada pocos kilómetros se encuentran con su equipo, que les filman, y muchas veces les hacen repetir las tomas. Por eso yo les he bautizado “los guadiana”, porque aparecen y desaparecen. Y tiene mucho mérito, porque les cortan el ritmo, y luego tienen que recuperar. Santi es un gran aficionado al Mountain Bike y ha competido en las carreras más importantes del mundo. Este deporte no podrá agradecerle suficientemente su labor de promoción.
En fin, que todo esfuerzo tiene su recompensa, y el nuestro mañana se verá culminado en la meta del Monte do Gozo primero, y posteriormente en la Plaza del Obradoiro, donde nos entregarán las medallas de finalistas y la Compostela acreditativa de haber cubierto el camino. Sólo faltan 60 kilómetros con 1.200 metros de desnivel. Fácil no va a ser, porque en Galicia siempre estás pa’rriba y pa’baixo, y eso funde los plomos al más templado. Pero ahora ya nadie se puede rendir. Aunque sea arrastrándonos, hay que llegar a meta.