La Pilgrim Race desde dentro: campamento, dulce hogar
La competición peregrina ha entrado en Galicia tras una dura pero bonita etapa entre Astorga y Villamartín de Valdeorras.
Ya huele a marisco. La comitiva de la GAES Pilgrim Race ha entrado en Galicia tras una dura pero preciosa etapa entre Astorga y Villamartín de Valdeorras. 116 kilómetros con 2.500 metros de ascensión total por unos parajes alucinantes. Pero no ha resultado fácil llegar a tierras ourensanas, porque para conseguirlo ha habido que pedalear muchas horas con muchas cuestas para arriba, de esas que te consumen las fuerzas.
Para abrir boca, comenzamos con 30 kilómetros de ascensión hacia la Cruz de Ferro, uno de los lugares míticos entre los peregrinos. De allí, vertiginoso descenso hacia Ponferrada, donde dejamos el camino Francés para tomar el camino de Invierno, la ruta alternativa para evitar el no menos mítico O Cebreiro cuando el frío aprieta. Está muy bien señalizado y pasa por preciosos lugares, aunque para disfrutarlos hay que sufrir. Pasamos por Las Médulas para poner rumbo al río Sil, parando antes en Quereño, donde teníamos una suculenta empanada y sus amables gentes, que la semana que viene organizan la tres Lunas Race, otra bonita competición de bici de montaña.
El día se ha hecho largo. Pero sabemos que en la llegada nos espera un campamento perfectamente organizado. El dulce hogar. La organización monta las tiendas de campaña y deja los equipajes, que traslada de etapa en etapa, en la de cada corredor. Y los desayunos, avituallamientos, comidas y cenas son de los mejores que he visto en las competiciones en que he corrido, que no son pocas (Andalucía y Rioja Bike Race, Titan Desert, Vuelta a Ibiza…) Eso sí, al contrario que en otras, si un corredor quiere dormir en hotel, puede hacerlo sin problemas. Y es que, y ahí coincidimos todos, la organización de la GAES Pilgrim Race lo borda en todos los aspectos.
Aunque la etapa de mañana, la penúltima de la prueba, es más corta, no va a ser fácil. 68 kilómetros, pero con 1.800 metros de ascensión. Si tenemos en cuenta que hoy hemos subido 1.500 en 106 kilómetros, sabemos que nos espera una buena. ¡Y menos mal que la organización se apiadó de nosotros! En un principio estaba prevista una jornada de 136 kilómetros con 3.600 metros de ascenso. Pero, con muy buen criterio, acabará en Monforte de Lemos, donde nos apretaremos un buen pulpo, y luego nos trasladan en bus a Lalín, el último campamento Pilgrim.