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MUNDIALES DE CICLISMO

Javier Mínguez: "El Mundial de Bergen no es para Valverde"

El seleccionador visitó el recorrido junto a Pascual Momparler y analizó cómo se adapta a las características de los ciclistas españoles.

Los seleccionadores de ciclismo Javier Mínguez y Pascual Momparler visitaron los recorridos de los Europeos de Herning y del Mundial de Bergen.
Twitter @RFECiclismo

Después de haber acudido el martes a Herning (Dinamarca) para ver los recorridos completamente llanos del Europeo, Javier Mínguez y Pascual Momparler estuvieron en Bergen (Noruega) para inspeccionar los del Mundial que son radicalmente distintos. “Estamos en un valle, del que entramos y salimos continuamente, por lo que apenas hay llano, salvo la parte final que está junto al mar”, explica Momparler. “Es una ciudad como Bilbao, salvando las distancias, en lo que se refiere a la orografía que nos podemos encontrar”, añade Mínguez.

Todas las pruebas en línea se disputarán en un circuito de 19,1 kilómetros, aunque tanto los élite, como viene siendo habitual los últimos años, como los juniors, en algo que no se termina de entender muy bien salvo que sea un test, tendrán una primera parte inicial de 40 kilómetros antes de llegar al circuito, que coincide básicamente con el de las cronos.

La primera cuestión para Mínguez es obligada, saber si es un recorrido para Alejandro Valverde. Y la respuesta es tajante. “No. Es un circuito que se va a hacer muy duro, porque estamos hablando de un recorrido con curva, subida, bajada… sin un tramo de llano. Y con 277 kilómetros, una distancia para profesionales de verdad. Pero el final no lo es. No es el tipo de llegada que le va bien a Alejandro. La subida -Salmon Hill, 1,5 kilómetros que empiezan al 7,8% y terminan al 5,8%- está a más de diez kilómetros de meta y además engaña, porque parece dura cuando la inicias pero se va suavizando. Luego tienes bastante distancia hasta la llegada, con una zona junto al mar en la que va a dar el aire. Si a eso le unimos la temperatura, que dicen que estará sobre los 15 grados, pero muchos me parecen, y que es un sitio donde llueve más de 200 días al año podemos hacernos una idea de lo que nos espera”.

Pero el técnico vallisoletano no espera un sprint masivo. “A ver quien es el que controla en la parte final. Va a haber muchos saltos, de dos, cuatro, seis… corredores. Y a ver quien es el que corre con la responsabilidad de cazar a los escapados”.

En cuanto al resto de categorías, Momparler avisa de un elemento de dureza adicional, la distancia. “Los juniors hacen 135 kilómetros, que ya es una distancia respetable para ellos, pero los sub23 se van a 191, algo que nunca hacen, por lo menos en España. Tendremos que apostar por corredores de equipos profesionales o hacer algún tipo de preparación especial, porque es la asignatura pendiente que tenemos en España, el kilometraje”.

“No es una cronoescalada”

Pasando a las contrarrelojes, estamos hablando de dos circuitos que coinciden en gran medida con el de la prueba en línea, uno corto, de 16,1 kms. (para las juniors), y uno largo, de 21,1 kms. (para los juniors y las féminas élite), que combinados dan el recorrido para los sub23, con una distancia más que respetable de 37,2 kilómetros.

Y en el caso de los élite, dos vueltas al circuito corto y esos 3,4 kilómetros de subida final al Mount Royal, lo que supone que la distancia de su crono, 31 kilómetros, sea inferior a la de la categoría de plata.

“Es una contrarreloj que no se va a ganar en la subida, pero que se puede perder en estos kilómetros, donde si no vas bien te pueden caer ocho o diez segundos por kilómetro. Pero no nos engañemos, no es una cronoescalada, un recorrido donde un escalador vaya a recuperar todo lo que ha perdido en el llano en la subida. Tampoco es para grandes rodadores, visto el perfil de curva, subida, bajada… que comentaba antes, sino para gente que sufra y que suba bien. Hoy hablábamos en el coche de Froome, pero lo que verdaderamente importa es llegar bien. Estamos hablando del mes de septiembre, después de la Vuelta y ese estado de forma, físico y mental será la clave. Por eso tenemos que confiar en Castroviejo”, valora el seleccionador profesional.

Sobre la subida final, Mínguez manifiesta que “es durísima. Se va agarrando y cada vez cuesta más”. Y avisa sobre un hecho. “La subida se inicia nada más pasar una zona de adoquines, que no plantea problemas, y que es donde se va a poner la carpa para cambiar de bicicletas. Y a continuación tienes dos curvas de herradura en las que tienes que maniobrar cuando vas en coche. Por ello en carrera desde ese punto se tendrá que seguir en moto, bien el director, bien un mecánico”. Y el descenso se realizará en telesilla.