Dillier gana el duelo a Stuyven tras una fuga de más de 200 km
El suizo del BMC venció a Stuyven (Trek), los dos más fuertes de una escapada de cinco. El pelotón no les cazó. Jungels sigue como maglia rosa.
Terme Luigiane recibió al Giro 100 con un potente olor a sulfuro, típico de sus aguas termales, y un bochorno sofocante. Nada más cruzar la meta, tras el esfuerzo de esprintar en el rampón del 10% del último kilómetro, Silvan Dillier se tiró en la carretera. Necesitaba respirar. El suizo del BMC, de 26 años, superó a Jasper Stuyven en el mano a mano al que se redujo la escapada de cinco. Se fugaron apenas arrancó la sexta jornada junto a Pedersen (peón sacrificado por el Trek en favor de Stuyven), Andreetta y Pöstlberger. Los favoritos entraron a 39 segundos, de la mano como en el Etna.
Dillier, apasionado del snow, consiguió su mejor triunfo como profesional y el primero en una grande. Comenzó con la bici en una prueba escolar de Baden para niños sin licencia. Como se le dio bien, continuó con su pasión hasta convertirse en un buen pistard, plata en puntuación (2011) y persecución por equipos (2015) en los Europeos. También se ha proclamado campeón suizo de contrarreloj en todas las categorías. Pero bromea: “No tengo ningún punto débil, me adapto igual a la crono que a la montaña”. Lo demostró ante Stuyven.
El Giro llegó desde la puntera, Reggio Calabria, al empeine de la bota, Terme Luigiane. Durante esos 217 kilómetros el pelotón pasó junto a innumerables edificios sin terminar de construirse, paisaje habitual del sur, sobre todo en Sicilia y Calabria. La mafia suele estar detrás de este tipo de inmuebles e infraestructuras, que se denominan incompiuto (incompleto): una vez cobrado una parte o el total del presupuesto, las obras se quedan a medias y no se concluyen nunca. La séptima etapa traspasará de nuevo la barrera de los 200 km camino de Alberobello: 224. Y, otra vez, oportunidad para los valientes frente al control de una volata.