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TOUR DE FRANCIA

Contador cede medio minuto y Van Avermaet es nuevo líder

El español se descolgó en el último puerto tercera, a 2,5 kilómetros de la meta, ante un ataque de Bardet que espoleó a los gallos. El belga venció en solitario.

Greg Van Avermaet celebra su segunda victoria en Le Lioran, que vino acompañada del maillot amarillo.
REUTERS

La frase retumba en el recuerdo desde que Alberto Contador voló el pasado sábado por los aires: “El Tour es el peor sitio para recuperarte de los males. Si acaso vas a peor”. La pronunciaba un veterano director, Miguel Moreno. Uno se resiste siempre a perder la fe. Y más cuando la fe depende de un tipo tan duro como Contador, que ha salido de cenagales más profundos. Pero el Tour avanza sin piedad, no distingue galones, currículos o edades. Cuando los favoritos apretaron en el tramo final de la etapa del Macizo Central, el de Pinto se descolgó, cedió 33 segundos y ya está a 1:21 de los gallos en la general. Los golpes aún duelen. Y el ánimo. Los Pirineos asoman a partir del viernes. La esperanza se difumina.

Contador había llegado con el resto de jefes al Font de Cère, un puerto de tercera que se hollaba a 2,5 km del final. Daban ganas de gritar aquello de “‘prueba superada”. Pero ya conocen otros tópicos como “hasta el rabo todo es toro” y “no hay que cantar victoria hasta cruzar la línea de meta”. Bardet tiró un fogonazo. Le siguió Valverde. Luego Nairo, Pinot… Y poco a poco entraron todos los favoritos menos uno: Contador.

Con la carrera ya lanzada, no quedaba otra que minimizar las pérdidas. Y además lo tuvo que hacer en solitario, sin el apoyo de ningún compañero. Rafal Majka, que iba en la fuga, entró tercero con el aliento de los capos en el cogote. Roman Kreuziger se dedicó a conservar su situación en la general. Ni uno ni otro tocó el freno para esperar a su líder. No parece que el Tinkoff tenga mucha confianza en la resurrección de Contador. La actitud del domingo puede entenderse, cuando Kreuziger lanzó a Sagan hacia el triunfo y el maillot amarillo. Lo de este miércoles no tiene ninguna explicación. El español fue dejado a su suerte. El Tinkoff se portó como una banda.

Hasta ese momento, Contador había resistido. Bien es cierto que ningún gallo había forzado. La situación más crítica se vivió en el Pas de Peyrol. El Movistar movió el árbol en el primer puerto serio del Tour. Y cayeron los primeros frutos: Nibali, Landa, Dumoulin, Sagan… La buena noticia era que Contador aguantaba. Al fin asomaba la luz al fondo del túnel. O eso creíamos. En el descenso, el pinteño se rezagó y se puso a hablar por la radio. ¿Una avería? El susto se quedó en eso: en un susto. Cada vez que las cámaras enfocan a Contador en este Tour nos da un vuelco el corazón.

Siete minutos antes habían pasado por allí los belgas Van Avermaet y De Gendt, los dos supervivientes de una escapada de nueve corredores. Entre ellos, Contador había colocado a Majka. Por si acaso. A la hora de la verdad no le sirvió para nada. Majka hizo su puestecito sin mirar atrás. La etapa y el maillot amarillo se jugaba delante. Y Van Avermaet, que ya era virtual líder, arrancó en el siguiente puerto, el Perthus, a 17 kilómetros del final, en busca del premio doble. Era su día.

Por si no era suficiente con su estado de gracia, el Sky de Froome tiraba del grupo con nulas intenciones de cazar. El belga no es preocupante para el futuro. Van Avermaet podrá conservar la prenda este jueves, pero entre el viernes y el domingo se alzan los Pirineos. Será la hora de los gallos. Y entre ellos, si no cambia mucho la cosa, quizá no esté Contador. El Tour es el peor sitio para recuperarte de los males. Y más si te abandonan los tuyos.


Résumé - Étape 5 - Tour de France 2016 por tourdefrance