Contador, tras la caída: "Tengo el lado derecho realmente mal"

Pese a que las gafas de sol ocultaban la expresión de sus ojos, Alberto Contador llegó a Utah Beach con la cara desencajada, congestionado por el dolor. “Tengo el costado derecho muy tocado. Me siento realmente dolorido. Me haré unas placas para descartar fracturas y lesiones más graves”. Sus primeras palabras al cruzar la línea de meta transmitían preocupación. A Oleg Tinkov, su patrón, le golpeó el desánimo cuando vio a su corredor dirigirse al bus del equipo, vendado y ensangrentado desde el tobillo hasta el hombro. “Fuck (joder)”, se le escapó.

Aunque las primeras exploraciones del médico del Tinkoff y los doctores del Tour descartaron huesos rotos, hasta que Contador no subió al autobús no apareció cierta tranquilidad: ninguna fractura, simplemente erosiones y la inflamación provocada por el impacto contra el asfalto. Jacinto Vidarte, jefe de prensa de la escuadra, confirmó que el madrileño no iba a pasar por el hospital, sino que empezaría el tratamiento en el hotel: hielo y masajes del fisioterapeuta para reducir la hinchazón. “Chapa y pintura”, afortunadamente. Fran, hermano y mánager, aseguró que no pudo quitarse el destrozado maillot: le desvistieron a tijeretazos.

Contador se cayó solo a 78 kilómetros de Utah Beach: “Perdí el control de la rueda. Intenté corregir la trayectoria, pero el bordillo de la mediana se encontraba bastante cerca. Entramos a mucha velocidad en la rotonda y choqué”. Después de conectar con el pelotón, apoyado en Bodnar y Tosatto, el líder del Tinkoff pedaleó en calcetines para cambiarse la zapatilla derecha, dañada en un accidente que también se llevó por delante a Bookwalter (BMC) y Rowe (Sky). Luego bajó hasta el coche médico para que le vendaran el hombro y el codo derechos. El grupo aminoró la marcha para permitir que el español se reenganchara. Llegó a ceder más de un minuto.

Apesadumbrado por el percance, Contador no consiguió ocultar su decepción: “Así funciona el ciclismo. Ocho meses de preparación, afrontas el primer día… y al suelo”. Fran se expresó en términos parecidos: “Sólo deseaba que los aspirantes al título arrancaran la competición de verdad en igualdad de condiciones, y ya no será así”. No obstante, Alberto quiso lanzar un mensaje optimista: “El Tour no concluye aquí, ni mucho menos. Emplearé hielo y una máquina de radiofrecuencia para controlar la inflamación y espero comenzar la montaña de la mejor manera. La clave residirá en apoyarme en mis compañeros, en superar los problemas y no perder tiempo”.