NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

VUELTA A ESPAÑA | ETAPA 16

Purito es líder y Dumoulin, amo

El ciclista del Katusha es el nuevo maillot rojo, un segundo por delante de Aru. Dumoulin sólo perdió 27 segundos con Purito. Frank Schleck venció en la Ermita del Alba.

Actualizado a
Purito fue el mejor de los favoritos cuando la carretera llegó a porcentajes salvajes como los que subieron en la Ermita de Alba. Aru, al fondo, intentó seguirle.
Purito fue el mejor de los favoritos cuando la carretera llegó a porcentajes salvajes como los que subieron en la Ermita de Alba. Aru, al fondo, intentó seguirle. Jesús Rubio / AFP
PERFORM

Es cierto: no se puede culpar a un ciclista por no tener más fuerzas. Menos aún en la 16ª etapa. Llegados a esta frontera, la supervivencia es la única estrategia. Si no hay ataques es porque no quedan energías. Sin embargo, sí es posible hacer un reproche de tipo general a los directores de Katusha, Astana, Tinkoff o Sky, los equipos con aspirantes al podio. Permitir la fuga y renunciar a las bonificaciones fue una pésima decisión. Para ponerse de acuerdo hubiera bastado una conversación o incluso un pestañeo. Última etapa de gran montaña y un interés común: alejar al holandés del mentón prominente.

No hubo pacto, ni siquiera negociación. Aunque no debería sorprendernos tanto. Los coches deportivos no sólo cargan bicicletas. También arrastran susceptibilidades, rencillas y cuentas pendientes. Lo hemos visto cientos de veces. Antes de lanzarse a una aventura que podría beneficiar a otro, los directores prefieren guardar sus terrenitos y proteger sus orgullos. No escasean los ciclistas valientes (lo son por definición), faltan los directores audaces.

El caso es que, después de un sinfín de escaramuzas, diez ciclistas tomaron ventaja. Un minuto, cinco, diez, veinte. Dumoulin debió resoplar con alivio; a diferencia del día anterior no sufriría el castigo de las bonificaciones. El suspiro de su director no debió ser menor.

En el grupo de cabeza se formó un surtido de interesante. Había viejos leones como Frank Schleck (35 años), talentos inconstantes como Pierre Rolland (31) y brillantes promesas como el madrileño Carlos Verona (22). No pierdan de vista a este chico. En Andorra lo intentó, pero sufrió una pájara que combatió con el bocadillo de tortilla que le ofreció un aficionado. Ayer, el ciclista del Etixx volvió a probar y resistió hasta La Cobertoria. Apuesten a que en Madrid saludará a la familia desde los primeros puestos. Hay futuro, aunque se sirva en ediciones limitadas.

En la fuga también se encontraba Omar Fraile (25), rey de la montaña y la determinación. El ciclista del Caja Rural lucirá en Madrid el maillot de los lunares extraños salvo cataclismo. Lo merece a título personal y se lo ha ganado su equipo, impagable animador de la carrera.

En la ascensión final a la Ermita del Alba se decidió la victoria y el orden de la contrarreloj. Por delante, Schleck jugó con el colombiano Torres Agudelo hasta que lo abandonó a su suerte (mala). Por detrás, nadie se movió hasta casi el último kilómetro. Mikel Landa dirigió la subida tarareando 'Maitechu mía' mientras Aru circulaba en las últimas posiciones, cerca de desfallecer o simulando el agotamiento. Cuánto disfrutaremos de Landa en los próximos años. Podríamos decir que su límite es el cielo, pero sería incorrecto: es el Sky.

Dumoulin ya estaba descolgado cuando Purito atacó, con más casta que piernas. Bastó para levantarnos del asiento, aunque nos acomodamos luego con menos euforia. El holandés cedió 27 segundos que podrían haberse sumado a las bonificaciones, en otra etapa y en otro mundo. La reacción de Aru no impidió que perdiera el liderato por un segundo; Purito saldrá el último en Burgos y lo hará vestido de rojo pasión o de rojo espejismo. Falta menos para saberlo.

Oportunidades así no hay cada día, y ser séptimo sabe amargo, pero cuando lo das todo hay que estar contento. Lo intentaré otra vez!!! — Carlos Verona (@Carlos_Verona) septiembre 7, 2015