El Astana arrasa: Landa gana la etapa reina y Fabio Aru es líder

El Astana tomó el poder en la exigente etapa reina de Andorra. Mikel Landa logró la victoria en solitario en la cima de Cortals d'Emcamp y Fabio Aru arrebató el maillot rojo a Tom Dumoulin, con 27 segundos de ventaja sobre Purito Rodríguez y 30 sobre el propio ciclista holandés. Chris Froome sufrió una caída en el inicio de la jornada y perdió 8:41 minutos. No fue un buen día tampoco para el Movistar: Alejandro Valverde salvó los muebles y es sexto de la general a 1:52, pero Nairo Quintana se descuelga a 3:07. Entre el podio y Valverde se colocaron Rafal Majka y Esteban Chaves, cuarto y quinto a 1:28 y 1:29, respectivamente. Ambos permanecen firmes en la pelea.

La jugada salió redonda para el Astana, pero pudo ser un desastre por las contradicciones tácticas que se crearon durante la etapa. El equipo tiraba detrás, desatado, cuando Landa era cabeza de carrera. Un movimiento que sólo se puede entender si te estás jugando un órdago por la Vuelta, como finalmente se demostró. Cuando Aru atacó en el último puerto también surgió una extraña situación: ¿tenía que parar Landa para esperar a su hipotético líder? Hay que recordar que el vasco ya frenó en el Giro, en la etapa de la Finestre, para consolidar el podio del italiano... Y también que el alavés correrá el próximo año en el Sky. "Me he tomado el día libre", afirmó Landa en la meta, por si cabía alguna duda. Landa fue a su aire. Y firmó una bella página de ciclismo.

La jornada ya empezó movida. “Va a ser la etapa más dura que he afrontado nunca”, decía Chris Froome a AS en una entrevista previa a la etapa reina. Si las seis subidas y los 4.600 metros de desnivel no eran suficientes para confirmar sus palabras, el africano sufrió una caída nada más comenzar la jornada. Froome tuvo que pegarse un buen calentón en la ascensión inicial de Beixalis, acompañado por Kiryienka y Knees, para enlazar con el grupo de favoritos en el km 22. Un susto que dejaba abierta la incógnita de su estado físico para el resto del recorrido.

Mientras Froome padecía su propio calvario, que acompañó con un grito malhumorado a un motorista, la escapada del día se iba formando en vanguardia. El grupo de cabeza llegó a tener a 19 corredores, con representación de todos los equipos importantes de la general, menos del Giant, que intentaba arropar al maillot rojo, Tom Dumoulin. Entre los destacados iban Landa, tercero en el pasado Giro; Omar Fraile, que acumulaba puntos para defender su reinado de la Montaña, y Romain Sicard, que llegó a ser líder virtual de la Vuelta.

En la subida a La Gallina, cuarto puerto de la jornada, el Sky se puso a trabajar en cabeza. Parecía un buen síntoma en torno a Froome… Parecía. El Astana, que había tomado la responsabilidad durante el resto de la jornada, relevó a los británicos en la punta del grupo con un ritmo frenético. Y el Sky saltó por los aires, incluido su líder. Su presencia arriba era una pose, una estrategia defensiva. Más o menos a la par, la lluvia arreció contra los ciclistas. Esto es Andorra: se acabó el calor del sur. Landa marchaba en cabeza en la fuga, mientras que sus compañeros imponían una fuerte cadencia por detrás. La marea azul invadía la Vuelta.

Froome sufrió un suplicio durante el resto de la ascensión. Intentó rehacerse, pero no hubo manera. Primero se le vio levantarse de la bici para coger ritmo, una posición atípica en el africano. Luego se acercó al coche médico, posteriormente al vehículo del Sky. En ambos casos se llevó algo a la boca. La sombra del abandono era alargada. Su colega Geraint Thomas le hacía compañía en su tormento. Por la cima de La Gallina ya había perdido tres minutos. En la meta terminaría por dejarse 8:41.

No hubo piedad. En el descenso, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez, enemigos íntimos, abrieron hueco respecto al resto de favoritos. Con Purito iban Losada y Moreno. Con Valverde, el descolgado Erviti. Una prometedora maniobra que no se consolidó, a pesar de que llegaron a meter medio minuto a un grupo con Nairo, Aru, Chaves y Majka, y en torno a un minuto al líder, Dumoulin. A 19 kilómetros de la llegada ya rodaban otra vez todos los candidatos juntos. Todos, menos Froome, que venía a 5:00.

El último puerto puso la puntilla. Aru remató el trabajo del Astana con un ataque a 8 kilómetros de la cumbre de Cortals d’Emcamp, al que sólo pudieron responder Purito y Dani Moreno. El Movistar daba señales de debilidad: no era el día de Nairo, que ha tenido fiebre en las últimas fechas, ni de Valverde, aunque el murciano se rehízo. El italiano remachó a sus dos compañeros de aventura y voló hacia la cima. Landa rodaba en solitario con dos minutos de ventaja sobre su líder. Y ahí surgió la paradójica situación. ¿Tendría que parar el vasco para esperar a Aru como ocurrió en la etapa de Finestre del Giro? Aquello le costó lágrimas a Landa. No se iban a repetir.

Majka, a sólo 48 segundos de Aru, mantuvo el tipo. Tampoco resistió mal Chaves, a 1:37. Pero una mención especial merece Dumoulin, que defendió con orgullo y bravura el maillot rojo. El holandés del Giant cedió solo 1:37 con el italiano y se queda a 30 segundos de recuperar la prenda. Con la contrarreloj de Burgos en el horizonte, se puede decir que Tom Dumoulin es ahora mismo el virtual ganador de la Vuelta. Aún faltan tres llegadas en alto, pero sobre todo el etapón de Ermita de Alba. Los escaladores tendrán que remacharle ahí.

Pero como esta Vuelta no está precisamente destinada a rodar tranquila, la espectacular etapa quedó empañada por un suceso. Sergio Paulinho fue atropellado por una moto de TVE y tuvo que abandonar la carrera, como ocurrió con Peter Sagan el pasado sábado. Es la segunda vez que ocurre en esta edición y en ambos casos ha afectado a corredores del Tinkoff. El patrón, Oleg Tinkov, avisa que puede tomar medidas.