Bouhanni remata otra etapa tensa por los abanicos

Nacer Bouhanni (FDJ) ganó al sprint la octava etapa, Baeza-Albacete (207 km), y ya suma dos victorias, las mismas que John Degenkolb. Su última maniobra creó dudas sobre si había cerrado a Michael Matthews, pero no hubo caso. El francés puso así la guinda a una tensa jornada, marcada por los abanicos que se sucedieron en los últimos 35 kilómetros. Nairo Quintana tuvo un susto, pero al final enlazó con la cabeza. El viento sólo penalizó a víctimas secundarias. Los actores principales sufrieron, pero mantuvieron el tipo. Entre ellos, Alejandro Valverde, que conserva el maillot rojo en vísperas de la llegada en alto a Valdelinares.

Las etapas que terminan en Albacete suelen tercer tres capítulos: la escapada imposible, la tensión por los abanicos y el sprint final. A veces el guión solo se cumple a medias, pero en esta octava jornada, la más larga de la Vuelta (207 kilómetros), se siguió al dedillo.

Antes de que el viento reventara el pelotón hubo la típica fuga lejana, con la enésima presencia de Javier Aramendia (Caja Rural), que esta vez se buscó como compañero de fatigas al italiano Elia Favilli (Lampre-Merida). No llegaron, claro, pero su temeridad merece siempre una mención. Y un aplauso. La aventura sucumbió a 41 kilómetros de la meta, justo cuando el viento anunciaba el segundo capítulo de la etapa: los abanicos.

Tinkoff, Movistar, Sky y Trek fueron los cuatro equipos que inicialmente tomaron la cabeza. Cannondale y BMC también se unieron a la fiesta. Era una recta de más de 30 kilómetros, larga, interminable, infinita. La carretera, ancha. El viento, lateral. En un escenario así, la paz era imposible. Por mucho que los abanicos fueran un desenlace anunciado, el grupo se fracturó sin remedio. Pero no solo una vez, sino varias. Después del terremoto llegaron varias réplicas que desgajaron el pelotón en varios grupos. Contador aguantaba arriba. También Valverde. Y Froome. Y hasta el liviano Purito. Pero uno de esos temblores, a 10 kilómetros, se cobró dos premios gordos: Nairo Quintana y Fabio Aru se quedaban cortados. Para su fortuna por allí también deambulaba Degenkolb, por lo que el Giant se puso a tirar y logró empalmar con la cabeza a 5 km. Con el susto superado, era el turno del tercer capítulo: el sprint que dominó Bouhanni.