Kadri remata la escapada y Contador mete miedo a Nibali

Blel Kadri (Ag2r) conquistó en solitario la octava etapa del Tour de Francia, Tomblaine-Gérardmer (161 km), la primera del tríptico de los Vosgos, con final en la cota de La Mauselaine. El francés de 27 años, que también se enfundó el maillot de la Montaña, logró así la tercera y mejor victoria de su carrera, en la que ya figuraban la Roma Máxima y una etapa de la Ruta del Sur. Kadri celebró su éxito ajeno a la traca que había encendido por detrás Alberto Contador.

Después de que el Tinkoff-Saxo trabajara durante las tres ascensiones del día, concentradas al final del trazado, el madrileño lanzó un ataque a un kilómetro de la meta, al que sólo respondió Vincenzo Nibali. Contador entró segundo y le arañó tres segunditos al Tiburón, que continúa con el maillot amarillo, y más tiempo al resto de sus rivales. El Pistolero mete miedo en el primer contacto con la montaña. Ya está sexto en la general, a 2:34, justo por detrás de Alejandro Valverde, que cedió 14 segundos con su compatriota y ahora es quinto, a 2:27.

El triunfo de Kadri en Gérardmer vino acompañado de dos novedades en lo que llevamos de Tour. Por un lado, al fin llegó una escapada victoriosa. Y por otro, Peter Sagan no se clasificó por primera vez entre los cinco primeros de la etapa. La página web del Tour citaba una información de Jean Montois (AFP) para encontrar un antecedente histórico al eslovaco: en 1930 lo hizo el francés Charles Pélissier, aunque en su caso logró dos victorias. No es lo mismo. Sagan se descolgó en el primer puerto, a 23 km de la meta. No era su guerra.

Pero vamos con la escapada. La salida fue rápida, hasta el punto de que sorprendió a parte del pelotón. Rui Costa y Talansky, entre otros, llegaron a quedarse cortados. Chavanel lo intentó una vez, contraatacó otra… Y en el km 29 ya logró marcharse con Terpstra, ganador este año en la París-Roubaix. Un trío integrado por Petit, Kadri y Simon Yates intentaba enlazar. Chavanel y Terpstra hablaron y decidieron ralentizar para esperar a sus perseguidores. Así, en el km 41, a 120 de la meta, se formó definitivamente la fuga. El pelotón redujo la marcha, los fugados abrieron hueco (10:45 a 62 km), y la puja por la victoria quedó reducida al quinteto. O eso parecía, porque al final sólo el vencedor logró sobrevivir al empuje de los gallos.

En la primera subida (Croix des Moinats, de 2ª categoría, 7,6 km al 6%) saltó Chavanel, pero Kadri consiguió darle alcance y luego le remachó para lanzarse en solitario. Cuatro minutos por detrás, en el grupo principal, se descolgó uno de los hombres fuertes de la carrera, el polaco Kwiatkowski. Sorprendente. También se rezagó Haimar Zubeldia.

El Tinkoff-Saxo de Contador tomó la cabeza en esa primera subida del día, igual que lo hizo en la segunda (Grosse Pierre, de 2ª, 3 km al 7,5%). Había que mover el árbol, por si había más fruta madura. Y la había: el danés Fuglsang, lugarteniente del líder Nibali y segundo clasificado, también cedía bajo la lluvia. En el resbaladizo descenso se volvió a caer Talansky, por segundo día consecutivo. Y ya en la rampa final, una cuesta al estilo de la Vuelta (La Mauselaine, 1,8 km al 10,3%), también se descolgaron Rui Costa, Van den Broeck… El final fue un ramillete de corredores tocados, incluso a Nibali se le vio flojear en los últimos metros. Hay Tour.