Cavendish no tomó la salida

Mark Cavendish no pasó buena noche por su lesión, y no tomó la salida en la segunda etapa. El británico, con separación acromio-clavicular y rotura de ligamentos en su hombro derecho, iba con el brazo en cabestrillo cuando ofreció explicaciones en el bus del Omega, antes de que sus compañeros partieran de York: “Quizá se trate de la mayor decepción de mi trayectoria. Me da mucha pena por todos los aficionados que esperaban un buen resultado de mi parte en la casa de mi madre, en Harrogate”.

El velocista reconoció que pronto comprobó “que algo no funcionaba en el hombro”: “Durante mi carrera he sufrido bastantes caídas. Sin embargo, esta vez fue distinto, supe enseguida que me encontraba mal. Esta mañana sentía aún más dolor”. Cavs aprovechó de nuevo para pedir disculpas a Simon Gerrans, al que tiró y privó de disputar el triunfo: “Lo siento muchísimo. Ya le he llamado por móvil. Le he dicho ‘Perdona, yo provoqué el incidente, pero sin intención”.

Aunque el australiano aceptó sus palabras y no ha querido avivar la polémica, en su equipo, el Orica, tenían otra opinión sobre esa maniobra. Consideran que el sprinter debió ser expulsado de la ronda gala con efecto inmediato, sin aguardar a que pudiera seguir o no por la gravedad de sus heridas: “Si a Renshaw le echaron hace cuatro años por unos cabezazos similares, y eso que no se cargó a nadie, no entendemos cómo los jueces han permitido lo mismo a Cavendish, que encima ocasionó la caída de nuestro corredor”.

En son de paz, con el mismo discurso de perfil bajo, Cavendish abandonó el Tour en un jeep junto a su pareja, Peta Todd: “Es muy jodido bajarse de la bici en tu país, sin optar a victorias y lesionado. Sólo me falta desear lo mejor a mis compañeros, forman un grupo y nos ofrecerán muchas alegrías”. Nuevas pruebas a las que se someterá en los próximos días dictaminarán si necesita pasar por quirófano. El tiempo de baja estimado podría superar las seis semanas.