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105ª edición de la classicissima

La Milán-San Remo abre el calendario de grandes clásicas

Los pronósticos apuntan a dos clasicómanos para ganar la prueba: Peter Sagan, segundo el año pasado, y Cancellara, ganador en 2008, segundo en 2011 y 12 y tercero en 2013.

El pelotón, muy estirado, bordea la costa de Liguria.
Reuters

Entre las muchas cosas que distinguen a la Milán-San Remo, quizás la principal, es que es el primer bocado del año y todos quieren hincar el diente a la carrera que abre el calendario de clásicas.

Estamos ya en la 105ª edición de la Classicissima que para este año ha dado un paso atrás al recuperar un trazado muy similar al de 2007 (en el que ganó Freire) tanto en sus kilómetros (294) como en su recorrido. Un retorno no deseado, pues los organizadores habían proyectado incluir la ascensión a la Pompeiana (5 km, con pendiente media del 5% y rampas hasta el 14%), que debía subirse después de la Cipressa y antes del Poggio. Pero las lluvias estropearon la calzada y no había tiempo de repararla antes de la carrera.

La supresión hizo que, entre otros, Valverde y Froome se borraran tras haber anunciado su intención de participar en un recorrido que en principio beneficia a los velocistas.

Pero, paradójicamente, los pronósticos apuntan más a dos clasicómanos: Sagan, segundo el año pasado, y Cancellara, ganador en 2008, segundo en 2011 y 12 y tercero en 2013. Quizás porque van a tener muchos aliados para intentar romper el pelotón: Nibali, el polaco Kwiatkowski, Gilbert, el noruego Boasson Hagen, el holandés Slagter e incluso Pozzato, vencedor en 2006.

Todos ellos intentarán romper el pelotón en las subidas a la Cipressa y el Poggio. Pero de la cima de éste a la meta hay 3 km de descenso y otros tres de llano. Distancia suficiente para que los velocistas contraataquen. Y en una llegada en grupo los favoritos son otros: Cavendish, Degenkolb, Greipel, Modolo, el francés Démare o Ciolek, ganador el año pasado. Aunque tras casi trescientos kilómetros no es fácil llegar lo suficientemente fresco para recuperar la punta de velocidad.

A tope en los últimos 50 km

Para ganar la Milán-San Remo se necesita mucho fondo (294 km), pero aún más potencia. Una vez empiezan los capos: Mele (km 242), Cervo (km 247) y Berta (km 255) la carrera se pone a tope y va progresivamente acelerándose sin freno. Se vuela en las subidas finales a la Cipressa (5,6 km, del 4,1 al 9%) y Poggio (3,7 km, del 3,7 al 8%).