Strade Bianche: una carrera con 45 km por caminos de tierra

En sólo ocho años la Strade Bianche (Carreteras Blancas) se ha ganado un peso en el calendario internacional, con méritos sobrados para entrar en el World Tour. Su solera se la da el retorno a los primeros tiempos del ciclismo: parte de la carrera transcurre por diez tramos (45,4 km sobre los 200 km del recorrido total) sobre caminos de tierra.

La llaman la París-Roubaix de la Toscana, porque esos tramos de tierra tienen parecida dificultad para los ciclistas que los sectores empedrados de la gran clásica francesa. Y como en ella, los corredores salen con ruedas más pequeñas (25 pulgadas, en lugar de 29) y tubulares especiales, con menos presión, para evitar los pinchazos.

En los diez tramos hay ascensiones, algunas alcanzan hasta el 15% de pendiente, y descensos, aún más peligrosos. Con todo, la gran diferencia la marca el barro, si llueve, o el polvo, si el camino está seco. Antes de cada tramo hay gran estrés y pelea por coger las posiciones de cabeza. A los que se quedan detrás les toca tragar la polvareda, que ciega los ojos y complica la respiración. Y además están las caídas y los pinchazos.

Este año se anuncia sol y unos 15 grados entre San Giminano y Siena. En el Giro de 2010, hubo una etapa con sólo dos tramos (19,5 km), tocó barro y Basso y Nibali perdieron dos minutos sobre Evans (ganador) y Vinokourov (nuevo líder). Aunque los dos italianos subirían al podio final con David Arroyo como segundo.

Alejandro Valverde está entre los favoritos de una selecta lista: Moreno Moser (ganador en 2013), Cancellara (2008 y 12), Iglinskiy (2010), Kolobnev (2007), Sagan, Evans, Kwiatkowski, Kreuziger, Stannard, Urán, Pozzato, Samuel Sánchez, Bennati, Ulissi...