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Fabian Cancellara: “Me gusta mi trabajo, pero más vivir mi vida”
El suizo fue rey del pavés en 2013 y ha sido cuatro veces campeón mundial de crono. "Reeditar lo de 2013 será muy difícil, pero si estoy al máximo, tendrán que sudar...”
—En 2013 quedó tercero en San Remo, y venció en E3, Flandes y Roubaix. ¿Sabe la receta que necesita para intentar repetir?
—Llegar al cien por cien de forma es lo más difícil. A tu alrededor tienes un equipo, unos compañeros, amigos, familia, medios y patrocinadores. Debes encontrar el punto de equilibrio entre todas esas cosas, manejar la presión, y poder llegar al tope físico.
—¿Lo considera posible?
—Reeditar lo de 2013 será muy difícil. El segundo año después de cualquier hito siempre resulta más complicado en el deporte. Al 100%, quizá. No obstante, mi cabeza no va por ahí recitando “San Remo, Flandes, Roubaix, ¡a por el triunfo!”. De hecho, a lo mejor supone más presión para los demás, que tienen que buscar maneras para superarme. Todos me conocen, pero si me encuentro al máximo deberán sudar para quitarme de la parte delantera. Stybar, Sagan, Roelandts, Boonen… muchos adversarios cuentan con opciones de hacerme daño. Y con ellos las victorias saben fenomenal. Nadie me da miedo, aún falta hasta presentarnos en la salida.
—Wiggins ha anunciado que participará en el Infierno del Norte. ¿Será otro enemigo?
—Le digo que buena suerte. Contador, Purito, Froome… todos son bienvenidos. Sagan sería otra historia. Aunque todo puede ocurrir, me costaría ver a algunos. Que Gilbert se apunta en 2014, pues también bienvenido. El problema es entrar al adoquín, no el pavés en sí, sino el sprint que de repente se produce para meterse primero en el tramo. No muchos valen para esta carrera.
—¿Ha inspeccionado el trazado remozado de la Milán-San Remo?
—No la valoro como un objetivo principal. No he visto esa ascensión (Pompeiana) y no sé si tendré tiempo para ir. Ya veré cuándo visitarla. La nueva subida puede rompernos o no suceder nada y dejar el desenlace para el Poggio. Nuestro deporte no es matemático.
—Se le nota muy reflexivo.
—Lo otorga la experiencia. Cuando estás bien, te encuentras al frente de las batallas. Y casi sin la necesidad de revisar recorridos. No quiero mirar más allá de mi programa. Tras 14 años como profesional, si me emociono con cosas como un Mundial en septiembre, no es lo que más le conviene a mi mente. Paso a paso.
—En marzo cumplirá 33 años. Inicia otra campaña con una nueva formación, el Trek. ¿Cuesta?
—Cada temporada me adapto a las necesidades de mi escuadra. Esta vez de nuevo es diferente, con planes diferentes. No me parece negativo, simplemente distinto. Hace dos años perdí la primavera por una caída cuando me sentía francamente bien. En 2013 lo gané todo. Hay que amoldarse y construir la mejor condición con salud. El ciclismo no consiste sólo en dar pedales, en la cabeza influyen otros factores. Para dar pedales de cualquier manera sirve cualquiera.
—¿No le motiva cambiar el chip para aspirar a otros Monumentos?
—No se trata de una decisión a tomar, se da así. Conozco las limitaciones de mi cuerpo y hay cosas imposibles. Me encantaría conquistar Lieja o Lombardía para completar la colección, pero no estoy en igualdad con corredores como Valverde o Purito. A pesar de que me gustan mucho la bici y mi trabajo, más todavía me gusta vivir mi vida. No me obsesiono.
—¿Cuándo colgará la bicicleta?
—Dispongo de tres años de contrato y no creo que siga. En 2016 supondría una trayectoria total de 16 campañas. Aunque no me siento cansado, no me veréis a la edad de Voigt o Horner. En cualquier momento puede llegar un bajón, y preferiría retirarme en la cima. Además, tengo ambiciones para llevar al ciclismo a otro nivel fuera de las carreteras. Me ha dado mucho y se lo quiero devolver.
—¿Cómo?
—Necesitaré nuevos retos cuando pare. No hacer nada no es mi plan. Mi opinión es fuerte en nuestro mundo. Quizá con proyectos en la Federación Suiza, la Vuelta a Suiza… No sé si serviría para presidente de la UCI. Un presidente tiene una vida muy dura.
—¿Afrontará en este 2014 el récord de la hora?
—Me gustaría, pero no será tan fácil. Cuando toque, os informaré. Por ahora, no está a la vuelta de la esquina.