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TOUR DE FRANCIA

Carlos Verona: "Froome se comía en mi casa las lentejas crudas"


Tour de Francia en directo, etapa 21: Houilles - Paris en vivo

Carlos Verona, con una foto de su referente y amigo.
jesus rubioDIARIO AS

El caso de Carlos Verona (4-11-1992, San Lorenzo del Escorial) es bastante especial, con sólo 20 años está en un equipo World Tour, el Omega-Quick Stepp, junto a Boonen, Cavendish, Tony Martin o Chavanel. Y no sólo eso, al llegar al pelotón profesional ya tenía un amigo de peso: Chris Froome, al que tuvo hospedado en su casa.

“Fue hace cinco años”, cuenta el madrileño. “Vino a Navacerrada con el sudafricano John Lee Augustyn para preparar el Giro de Italia. Era abril y tuvieron muy mala suerte con el tiempo. Había un metro de nieve y no podían salir a entrenarse. Les dije que si querían venir a mi casa y estuvieron allí una semana”.

El keniata pudo entrenarse y se llevó un buen recuerdo. “Le gustó mucho la comida de mi madre. Aunque, y eso es lo más raro, también comía lentejas crudas. Las echaba al agua y cuando le crecían las raíces se las comían, él y Augustyn. Decían que tienen muchos aminoácidos”.

Froome nació en Kenia, de pequeño se trasladó a Sudáfrica, por el ciclismo se nacionalizó británico y su residencia oficial está en Mónaco. Así que no es extraño que Verona diga que “él se siente ciudadano del mundo”. “A veces va a Kenia a visitar la familia de su madre, que ya falleció. Otras a Sudáfrica, a ver a su padre”.

Verona recuerda y recalca “su increíble profesionalidad”. “Aparte de sus grandes características físicas, pienso que han sido sus ganas de ser ciclista lo que han marcado la diferencia. A mí me admiró como él y Augustyn se vinieron de África dejándolo todo para ser ciclistas. Augustyn también era muy bueno, pero sufrió una caída en el Tour, del 2008 creo, se fue por un terraplén. E iba entre los diez primeros de la general”.

Carlos tenía entonces quince años y ahora lamenta que apenas pudo entrenarse con ellos. “La mayoría de veces estaba en el instituto cuando ellos salían a entrenarse. Por entonces el ciclismo era para mí un juego. Si hubiera sido ahora, seguro que habría aprendido mucho”.

El gurriato (gentilicio de los vecinos de San Lorenzo del Escorial) le recuerda como “una persona muy sencilla, tranquila y de buen trato”. “Y lo sigue siendo. Este año coincidimos en Mallorca. Él no disputó la Challenge, pero estaba concentrado en la isla y vino a verme a mi hotel. Me dijo que ya entonces me veía condiciones y ganas para ser ciclista. Que se alegraba mucho de que hubiera llegado a profesional y que disfrutara y aprovechara la oportunidad, que el Omega-Quick Steep es un buen equipo para crecer. Fue la única vez que hemos coincidido en la temporada. Pero seguimos en contacto por e-mail”.

Verona tiene una explicación muy plausible sobre porqué Chris Froome irrumpió de pronto como una figura. “Él tuvo una rara enfermedad que pilló en África y se coge por el agua. Cuando por fin se la detectaron, en julio de 2011, fue cuando inició su explosión, en la Vuelta a España de ese año y en el Tour del siguiente. Todavía sigue medicándose”. La enfermedad se llama bilharza o esquistosomiasis. La producen unas larvas que se instalan en los vasos sanguíneos de los intestinos o la vejiga.

Liberado Froome de tan espeluznante afección, Verona cree que su amigo va a ganar el Tour. “Es el que más opciones tiene para conseguirlo. Ha mantenido una enorme regularidad, desde febrero en el Tour de Omán, hasta ahora en el Dauphiné. Me encantaría que ganara. Es bonito conocer a una persona y luego verle convertirse en una estrella”.

Pero cuando se le apunta que quizá tenga que jugarse la victoria con Contador, Valverde o Purito, matiza que “de ser así tendría el corazón partido”. “Los cuatro han sido para mí ídolos y referentes, modelos a seguir. Pero me quedaría contento si gana cualquiera de ellos, como también si es un compañero de mi equipo. Espero que Peter Velits también esté en la pelea”.

El fichaje de Verona por el Omega fue anecdótico. Se originó por facebook. “Johan Molly masajista y ojeador, contactó conmigo y me dijo que si podía verme. Estaba en Barcelona y el equipo, concentrado en Font Romeu (Pirineos). No lo pensé dos veces. Cogí el coche, me fui y allá estuve entrenándome junto a Tom Boonen. Eso fue en mayo de 2011. Luego estuve en otra concentración en Las Ardenas (Bélgica) y en el año pasado en las tres concentraciones del Omega en Calpe, Benicasim y Mallorca. Y decidieron hacerme ficha profesional para este año”.

Todo ha ido muy rápido para Verona. Con 18 ya estaba en el Burgos, equipo profesional de segunda, saltándome la categoría amateur. “Si miro para atrás y pienso que hace cuatro años y medio corría como cadete, sí que da vértigo. Pero el ciclismo está muy mal y cuando te llega una oportunidad tienes que subir al tren sin pensártelo”.

Y asegura que no se marea. “Creo que lo estoy asimilando bastante bien. Este año llevo 39 días de competición, he estado en Malasia, California, en la Flecha Valona, La Lieja, que es lo más grande que he visto, la Volta a Catalunya o el País Vasco. Quieren ir despacio conmigo. Pero espero que el año que viene me inscriban en una gran ronda. A ser posible la Vuelta a España, que es la que me contagió la afición por el ciclismo.