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Ciclismo | Tour 2012 | 13ª etapa

Vientos de guerra

Abanicos, escaramuzas y tercera victoria al sprint de Greipel

Siempre ocurre algo. Hasta en la tarde más aparentemente anodina. Ayer, por ejemplo. Lo que se pintaba en el libro de ruta como una jornada intrascendente y en las agendas domésticas como una siesta con pijama y orinal, concentró todos los sucesos de una gran etapa: abanicos, ataques entre los favoritos y minutadas de postín. Acepto que todo fue en miniatura, pero existió y se agradece. No hay mansos en este Tour. Ni españoles dormidos. El admirable Euskaltel resiste con cinco ciclistas, protagonistas habituales: veinticuatro horas después de la escapada de Egoi, Urtasun se coló en la fuga del día. Esta vez tuvieron la delicadeza de cazarle a 50 kilómetros de la meta, no a 400 metros.

Ganar es otra historia. Ganar es una combinación de talento, alineación astral y lotería primitiva, por eso prosperan los patrocinios de juegos de azar (Lotto, FDJeux). Que le pregunten a Luis León Sánchez. El triunfo se le resiste este año a pesar de su clase y determinación. Debería bastar, pero no basta. Cuarto en la décima etapa (la de Voeckler), ayer atacó a falta de dos kilómetros para la meta. Un buen lugar y un buen intento. Los equipos con velocistas dudaron: tira tú, tiro yo. Lo que nadie podía imaginar es que Wiggins haría de lanzador de Boasson Hagen y le atraparía en la última curva. Resultó cruel. La succión del líder casi le hizo girar como una peonza. Es lógico que el murciano se enfadara.

Valverde es caso aparte. Ayer perdió 14:04 (como Cobo) y se entiende que reserva fuerzas para jornadas más propicias. Ojalá el plan le sirva para ganar una etapa, pero el modo ahorrativo duele en un ciclista de su categoría. Vinokourov, otra estrella, prefirió lucir maillot en cabeza de carrera, aunque su fuga tuviera escasas posibilidades. Y apuesten a que lo seguirá intentando. Maneras de vivir, de morir y de pensar.

El picante de la jornada llegó en la aproximación a Cap d'Agde, paraíso del turismo naturista y de las parejas liberales (y no hablamos de política, absténganse los seguidores de Adam Smith). Evans demarró en el Mount Saint-Claire y provocó el inmediato zafarrancho del Sky. Después fue Van den Broeck quien se dejó ver por las primeras posiciones. Si se trata de una declaración de intenciones, la escaramuza es relevante: los aspirantes todavía no expiran.

Abanicos.

A continuación se presentó el viento, castigo de banderas, peluquines y naturistas superdotados. Se formaron abanicos y se desataron los nervios, pero no hubo bajas entre los favoritos. Ya no hay cortes como los de antes, ni pájaras como aquellas.

Pese al trabajo de Wiggins en favor de Boasson Hagen, el forzudo Greipel ganó su tercera etapa en esta edición, seguido de Sagan y del compañero del líder. Luis León cruzó la meta en el puesto 32º todavía mascullando. Se van a enterar. Terrible amenaza en boca de un natural de Mula.