Contador es el capo

Contador dejó el Giro visto para sentencia. Con un ataque a 8,4 km de meta, en la parte más dura del Gross­glockner, alejó a más de tres minutos a sus rivales en la general. Una jugada calcada a la del Etna. De nuevo, sólo José Rujano pudo aguantar a su rueda. En esta ocasión llegaron a un acuerdo: la etapa para el venezolano a cambio de un puñado de relevos. Para asegurarse de que el pacto se cumplía, el pequeño escalador (mide 1,58 m) volvió la vista atrás varias veces en los últimos metros.

"Ahora mismo, Contador está en disposición de ganar el Giro de una manera bastante fácil", analizó Purito Rodríguez. "Impuso un ritmo imposible de seguir y abrió unas diferencias brutales", se resignaba Nibali. El capo de la Corsa Rosa endosó una pesada losa de 1:36 al selecto grupo de favoritos. Unida a la bonificación de 12 segunditos que consiguió por el segundo puesto, sumó en total 1:48. Muchísima tela.

Se esperaba más de Nibali, Scarponi o Arroyo en la primera jornada alpina, pero lo cierto es que Contador no dio ninguna opción, y aún quedan por delante días terribles. Como el de esta tarde, aunque descafeinado sin el Crostis, con la ascensión al Zoncolan, un monstruo de 10,1 km al 11,9% de pendiente media. Y mañana vendrán el Giau, la Marmolada y Gardeccia.

Euskaltel sí que intentó animar la subida al Grossglockner, con Mikel Nieve tirando fuerte para Igor Antón. Tras varios acelerones sin éxito, Antón se marchó a dos kilómetros del final y logró una pequeña renta de 7 segundos respecto a sus adversarios por el podio de Milán, a pesar de que él se empeña en hablar sólo de triunfos de etapa.

Estrella fugaz.

El vencedor de ayer, el venezolano José Rujano, de 29 años, realizó una fugaz aparición en el Giro de Italia de 2005: debutó esa temporada en una grande, acabó en el podio (tercero), ganó una jornada y se llevó la maglia verde de la montaña. Después de eso, nada. Vagó por Quick Step, Unibet y Caisse d'Epargne. En 2009 y 2010 se recalificó como amateur en el Gobernación del Zulia, equipo de su país. Ahora, vuelve a sorprender en el Androni, de nuevo a las ordenes de Gianni Savio, como en 2005.

Salvo pajarón histórico o desgracia, no hay quien sea capaz de hacer frente al madrileño en este Giro. El único nubarrón que se cierne en su horizonte se encuentra en Lausana, sobre el Tribunal de Arbitraje Deportivo, donde otro tipo de sentencia decidirá su futuro.