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Ciclismo | Tour 2009

Armstrong: "Si viene la UCI, no me quedo detrás de la cortina"

El texano sufrió ayer otro análisis

Q. I.
<b>ESCOLTADO. </b>Lance Armstrong, en la salida de ayer en Vittel.
jesús rubio

Lance Armstrong volvió a retrasar la ducha post-etapa. Los comisarios de la Unión Ciclista Internacional le esperaron en la meta de Colmar para llevárselo a la carpa del control antidopaje junto a su compañero Andreas Klöden. "Pasamos más controles que nadie, tenemos nuestro pasaporte biológico en regla y no hay ningún positivo en nuestro equipo. No podemos hacer otra cosa", dice el estadounidense.

Armstrong dice que ya está harto. "Este es uno de los deportes más duros y no nos pueden levantar a las seis de la mañana antes de una etapa de montaña".

El siete veces ganador del Tour ha aceptado de mala gana las acusaciones vertidas por Pierre Bordry, presidente de la Agencia Francesa de la Lucha contra el Dopaje, en la que calificaba de "complaciente" la actitud de la UCI con el equipo Astaná durante un control sorpresa en el que al parecer los corredores tuvieron un margen de 50 minutos antes de pasar ante los médicos de la UCI y no estuvieron, como reza la norma, "a la vista" de los comisarios.

"Que nadie crea que me quedo detrás de la cortina de mi habitación esperando a la UCI y cuando veo al comisario me quedo quieto. Si me llaman para extraerme sangre, bajo y punto".

Lo deberá seguir haciendo porque la UCI y la AFLD persistirán con sus controles "dirigidos" según los valores que manejan en los resultados que van recibiendo desde los laboratorios de Chatenay-Malabry y Lausana.