Alphonse Steinès descubrió el mito de los Pirineos

Ciclismo | La ruta del Tour

Alphonse Steinès descubrió el mito de los Pirineos

Alphonse Steinès descubrió el mito de los Pirineos

Estrechos y serpenteantes caminos unían desde tiempo inmemorial los valles pirenaicos por pasos montañosos que con el devenir del tiempo se han convertido en los míticos puertos de la Grande Boucle. Impresiona observar las pértigas de más de cuatro metros de altura que bordean la ruta indicando la orientación de las curvas, los límites del camino, cuando las nieves invernales cubren la carretera. Entre dichos puertos destaca la majestuosidad del Tourmalet que papá Henri Desgrange decidió incluir en el Tour de Francia de 1910 gracias a la piadosa mentira de Alphonse Steinès, quien, después de reconocer la ascensión, envió un optimista telegrama a L'Auto falseando la verdadera situación del estado del camino, en precarias condiciones.

La etapa finaliza en la población de Tarbes, fundada en el siglo III antes de Cristo por colonos romanos dada su situación estratégica como punto de acceso a los Pirineos Centrales.

Durante la Edad Media fue capital del condado de Bigorra bajo la dinastía de los Cominges, que cedieron su soberanía a la corona francesa en 1453. En el siglo XVI fue cabeza de la resistencia católica ante la peligrosa extensión de la herejía de los hugonotes, que llegaron a incendiar su monumental catedral en el año 1569.

Tarbes, a orillas del río Adour, es famosa por sus cultivos florales y por la cría de caballos angloárabes de pura raza, pero también por ser el lugar de nacimiento del mariscal Ferdinand Foch, jefe de los ejércitos aliados durante la Primera Guerra Mundial y cuya estatua ecuestre preside la plaza más importante de la ciudad.