Surne Bilbao Basket

Silverio, el ‘Mariachi’ de Miribilla

El escolta dominicano del Bilbao Basket, al que asemejan con Banderas en la película ‘Desperado’ por cómo desenfunda, ha traído ritmo caribeño a la Liga ACB.

15/01/25 BALONCESTO COPA EUROPEA DE LA FIBA BILBAO BASKET - DINAMO SASSARI
AIOL | DiarioAS
Alfonso Herrán
Coordinador en la delegación de País Vasco de Diario AS desde 2017. En 2008 entró en Diario AS como redactor de polideportivo y desde entonces es su casa. Le gusta tocar todos los palos, pero ahora está más centrado en realizar las crónicas del Athletic y el Bilbao Basket. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto.
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Omar Silverio habla con calma, el ritmo de vida de la República Dominicana no es como aquí, donde todo marcha a la carrera y no se espera a que un semáforo se ponga en verde para cruzar la calle porque parece tiempo perdido. La pausa que gobierna la vida de los caribeños se percibe en la forma de expresarse. El nuevo escolta del Bilbao Basket acaba de cumplir el sueño de debutar en la ACB y ahora quiere hacerse un nombre en la competición española. También ha mostrado sus credenciales en la FIBA Europe Cup.

Esta es la historia del Mariachi de Miribilla. Rebautizado así en su país porque en sus orígenes, cuando jugaba en un barrio de Luperón, municipio de la provincia de Puerto Plata, embocó nueve triples y la gente le asoció con Antonio Banderas cuando en la película Desperado protagonizó el papel de mariachi desenfundando a cada paso sin que hubiera un mañana. “Me agrada, me hace gracia”, resuelve el jugador, al que en unos tiros libres ante el Sassari la semana pasada le pusieron por megafonía en Miribilla el estribillo del Mariachi al anotar un tiro libre. Un breve extracto de unos sones de lo más pegadizos conocidos por todo el mundo: “Soy un hombre muy honrado, que me gusta lo mejor. Las mujeres no me faltan, ni el dinero, ni el amor... Ay, ay, ay, ay. Ay, ay, mi amor. Ay, mi morena, de mi corazón”. ¡Ándele mi cuate!

Ponsarnau se mostró muy satisfecho con las aptitudes defensivas de su nuevo pupilo, aunque realmente ha llegado para agitar la coctelera en ataque, un arma más en un perímetro que a veces se atasca en el tiro exterior. La lesión de Kullamae invitaba a a hacer un fichaje y ahora que el estonio está de vuelta, se añade un recurso más al abanico de posibilidades y rotaciones. A sus 26 años, está deseando demostrar por qué es considerado uno de los talentos emergentes del baloncesto dominicano.

Más allá de las canchas, Silverio desvela su pasión por el béisbol, deporte que practicó hasta los 13 años, antes de volcarse en el baloncesto. “La emoción del baloncesto y cómo conecta con la gente fue lo que me hizo cambiar, y que así dejaba de gastar dinero en bolas de beisbol”, explica entre risas abriéndose como persona en Radio Bilbao.

Omar tuvo una amplia formación en Estados Unidos. pero no olvida sus raíces: “Ante todo, soy dominicano, en eso no hay duda”. Se crio con sus padres en Santiago de los Caballeros, pero también con su abuela, quien trataba de proteger sus plantas de los balonazos de un joven que empezaba a soñar ya con la canasta. “No me dejaba jugar porque le estropeaba las flores que tenía cerca del cesto que me puso mi padre. Yo le decía, tranquila, que no las voy a romper. Tampoco le gustaba que viniesen mis amigos a jugar, pero yo invitaba a todos”, se sincera.

Nacido en Santiago, República Dominicana, Silverio pasó su infancia allí hasta que a los 14 años emigró al Bronx, Nueva York, un entorno exigente y vibrante donde el baloncesto es casi una religión. “Allí todo el mundo juega. Es un ambiente muy competitivo”, recuerda. Su formación continuó en la NCAA, donde dejó su huella en Hofstra Pride con un récord de 11 triples en uno de sus partidos en aquella universidad.

Tras su etapa universitaria, Silverio debutó como profesional en la liga mexicana con los Soles de Mexicali, donde una lesión le tuvo en el dique seco. Más tarde, recaló en Israel con el Hapoel Galil Elyon, en el que promedió 14,5 puntos por partido y se ganó a la afición tras hacerle 27 puntos al Maccabi Tel Aviv. “Es un equipo situado al norte de Israel, es terrible lo que ha sucedido en el país, la gente estaba con miedo y fue toda una experiencia estar allí”.

La transición a la ACB no ha sido sencilla. Su debut en Miribilla estuvo marcado por la expectación de la afición, aunque reconoce que aún está en proceso de adaptación. “La liga española es muy física y organizada. Aunque estaba mentalmente preparado, vivirlo desde dentro es muy diferente”, asegura. Pese a ello, está convencido de que pronto se sentirá plenamente integrado en el equipo y el sistema de juego de Ponsarnau. Compite por los minutos con Kullamae, Rubén Rodríguez, Chacón, Rabaseda, Dragic y Rahkman.

El escolta dominicano se recoge el pantalón durante los partidos “porque me molesta el roce”. Valora la amabilidad de Bilbao, el calor de sus gentes y de sus compañeros. “Desde el primer día me han recibido como en familia. Es una ciudad tranquila y los fanáticos son increíbles. Miribilla tiene una atmósfera única, estoy deseando jugar ante los fanáticos con la cancha llena”, comenta emocionado. Ha vivido el ambiente con el anillo superior cubierto por lonas, como ha venido sucediendo en la segunda fase de la FIBA Europe Cup.

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En Bilbao ha estado otro compatriota, Ángel Delgado y con el seleccionador de República Dominicana, Néstor García, con trayectoria en la ACB en las filas del Fuenla, hablaba de futuros planes en España “y finalmente se han dado”. “Él me decía que me veía en esta Liga por mi talento y por mi don para anotar, que yo podría tener éxito en esta competición”. En España juegan Montero, Feliz, un Tyson Pérez que también nació en la República Dominicana... hace poco estuvo LJ Figueroa en A Coruña. Por aquí pasaron Feldeine, Mike Torres, Sadiel Rojas, Marques Townes, Brandone Francis y Eulis Báez, un histórico. Aunque Silverio tiene una cláusula que le permitiría rescindir el contrato en la próxima ventana de fichajes, en la segunda quincena de febrero, su intención es permanecer en Bilbao hasta final de temporada. “Estoy aquí para sumar, adaptarme al equipo y ayudar a conseguir victorias. Por ahora, me siento bien y quiero seguir creciendo con el equipo, no creo que se vaya a ejecutar esa salida”, concluye con determinación.

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