Yabusele apuesta por Yabusele
El ala-pívot francés deja el Real Madrid, arriesga y regresa a la NBA, donde no tuvo suerte en su primera etapa, en unas pobres condiciones económicas.
¿Por qué un jugador acepta pagar 2,5 millones de dólares de cláusula para firmar un contrato por una temporada y 2,1? Sobre todo, porque hay trenes que solo pasan una vez… o una vez cada siete años. Eso ha pensado Guerschon Yabusele, que salió de la NBA en 2019 por la puerta de atrás, cortado sin mayor ceremonia en verano por Boston Celtics… y regresa ahora, a los Sixers, con 28 años y la convicción de que puede hacer mucho más que las condiciones que entonces no era tan capaz de explotar. El ala-pívot francés tenía un año más de contrato (por más de un millón neto de euros) con el Real Madrid, y parecía lógico pensar que un salto a la NBA tendría que esperar al verano de 2025, cuando fuera libre para elegir destino y no tuviera que abonar ningún dinero para poder cambiar de aires. Incluso, según el periodista Marc Stein, podía haberse ido abonando al Real Madrid solo un millón de dólares si la operación si hubiera cerrado antes del 15 de julio. Pero los trenes…
El escaparate de los Juegos Olímpicos de París ha sido clave para acelerar este movimiento. Yabusele fue uno de los mejores jugadores de Francia, sobre todo en los cruces y a partir del momento en el que Vincent Collet decidió reanimar a un equipo mortecino en la primera fase con una cruz a Rudy Gobert (básicamente apartado de la rotación principal) y un juego más dinámico con Victor Wembanyama como única ancla (nada de rígidas torres gemelas…) y forwards muy más versátiles, físicos y energéticos como Yabusele en la zona del tres/cuatro y Lessort en la del cuatro/cinco (esta última, su posición natural).
Yabusele promedió 14 puntos y 3,3 rebotes. Pero esos números no definen su gran nivel en los partidos que demostraron que Francia era otra cosa en el cambio de Lille por París: victorias excelentes contra Canadá y Alemania y una pelea para el recuerdo en la final contra el Team USA. 22+5 contra Canadá, 17+7 contra Alemania y una gran primera parte y 20 puntos (y mate de póster por encima de LeBron James) en una final que, porque estaban enfrente LeBron, Curry, Durant y compañía, tenía a todo Estados Unidos delante de la televisión. Mejor escaparate para Yabusele, imposible.
Él hizo todo lo posible para venderse, sin disimulo. Primero le dijo a un periodista veterano en la cobertura de los Celtics (su exequipo), y que estaba en París porque había mucho celtic en el Team USA (Jayson Tatum, Jrue Holiday, Derrick White), que dijera en su antigua casa que le volvieran a llamar. Después de la final, repitió en redes (en lo que ya no parecía una broma con un viejo conocido) que estaba preparado y esperando esa segunda oportunidad. Estaba claro que algo había. Primero se habló de los Cavaliers, que han fichado como entrenador a un Kenny Atkinson que ha sido asistente de Collet en Francia durante los Juegos; Pero finalmente serán los Sixers los que le den esa segunda oportunidad a un Yabusele que, en las últimas semanas, la pedía a gritos.
Más pena que gloria en los Celtics
Si algo han demostrado estas últimas semanas es que Yabusele tenía una espina clavada con la NBA. Fue seleccionado con el número 16 del draft de 2016, por Boston Celtics. Había jugado una buena temporada para un Rouen muy flojo, así que en Estados Unidos había debate: era exagerado elegir tan arriba a un jugador del que era difícil hacer verdaderas valoraciones (y que tenía solo 20 años) o se había tomado una decisión brillante (Chad Ford llegó a hablar en ESPN del Larry Johnson francés) para dar a Brad Stevens (entonces entrenador, ahora ejecutivo) un cuatro fuerte, físico, móvil y con buen tiro exterior. En todo caso, Yabusele pasó un año en China antes de poder saltar a la NBA, en 2017. Y durante los dos siguientes años, con saltos a la G League, solo jugó 74 partidos y promedió 2,3 puntos y 1,4 rebotes.
En el verano de 2019, los Celtics se pensaban que hacer con él y acabaron prescindiendo de sus servicios durante la Liga de Verano de Las Vegas. Su salario (3,1 millones de dólares) ya no era una opción para meter de relleno en un posible traspaso (una cuenta que sí hicieron un año antes, todavía con Anthony Davis como objetivo). Y Yabusele no encontró sitio en una rotación interior de lo que salieron Al Horford y Aaron Baynes y en la que tenían que buscar roles Grant Williams, Enes Kanter, Vincent Poirier (compatriota y después compañero de Yabusele en el Real Madrid) y Daniel Theis. El primero que se quedó sin sitio fue un Yabusele que había llegado con un pick heredado del traspaso de Rajon Rondo. Uno de los tres que tenían en la primera ronda de 2016 los Celtics: acertaron de pleno en el 3 con Jaylen Brown (un regalo de los Sixers), pero no con Yabusele y Ante Zizic, que en 2017 ya había sido traspasado a los Cavs (en la operación Kyrie Irving) y que también acabó regresando a Europa. Estuvo a punto, de hecho, de recalar en el Real Madrid.
Ni Zizic (que siguió en Croacia) ni Yabusele tuvieron sitio a la primera en los Celtics. El francés firmó por un año con Shanghai Sharks, en China. Se llevó 1,5 millones y en 2017 sí concretó su contrato rookie con los Celtics: por la escala salarial de las elecciones de primera ronda, cuatro años y 12,8 millones, de media 3,2. Los dos últimos, como es obligación, con opciones unilaterales de equipo (team options). Como firmó ya en el verano de 2017 y fue cortado en el de 2019, ya en el tramo de la temporada 2019-20, ese arco de tres temporadas, a nivel burocrático, le ha permitido ahora que el mínimo estipulado por el que puede firmar es de 2,1 millones de dólares (exactamente 2,162.606). Con una temporada menos de experiencia, apenas habría raspado los dos millones.
Así que las cuentas básicas parecen claras: Yabusele paga al Real Madrid (con el que tenía otro año de contrato, hasta el verano de 2025) 2,5 millones de cláusula (habrá que ver la fórmula que se pacta finalmente) y firma con los Sixers por una temporada y 2,1. Por ley en la NBA, la franquicia de Philadelphia solo puede aportar 850.000 dólares para el pago de la libertad de un Yabusele que tendrá que poner el resto (alrededor de 1,6 millones). Por lo tanto, y dejando al margen posibles plazos y condiciones, la realidad es que Yabusele jugará en los Sixers por menos de medio millón de dólares, si se simplifica y se descuenta lo que de una forma u otra tendrá que poner para poder dar el segundo salto a la NBA. Y ni siquiera eso ofrece la fotografía completa de lo que implica, en cuanto a dinero que dejará de percibir, este cambio de aires para un Yabusele que tendrá que pagar los impuestos federales de Estados Unidos (un 37,5% de su salario), los locales de Pensilvania (algo más de 3%), el estado en el que jugará, y otras cantidades vinculadas a impuestos extra del reto de estados en los que jugará (y, por lo tanto, trabajará) durante la temporada.
Además, un 10% del sueldo de todos los jugadores de la NBA queda retenido para una provisión que solo se ejecuta si la liga no alcanza sus proyecciones de ingresos. Un dinero que se recupera después... pero que no entra como líquido de inicio. Así que hay con contar con otro millón, aproximadamente, al limbo en otras obligaciones que incluyen cubrir también los impuestos que genera en España el pago de su cláusula, unos 150.000 dólares de los que seguramente se hará cargo de una forma u otra un Real Madrid con el que Yabusele negocia una forma de pago escalonada, prorrateada, que le alivie un poco en la difícil aritmética que afronta para poder volver a la NBA.
Los Sixers tenían un contrato libre y su punto de vista es obvio: no corren ningún riesgo económico con un acuerdo por una sola temporada y en cantidades mínimas; No pierden nada si sale mal y prueban con un jugador que ha demostrado en París 2024 que tiene atributos que le pueden hacer interesante (con la madurez que no tenía en 2017) para la actual NBA. Además, la posición de ala-pívot era la que peor cubierta tenían en un nuevo y rutilante proyecto que quiere ser (con Paul George como refuerzo estrella) el que rompa el techo de cristal de la era Joel Embiid, que apila temporadas sin una sola final de Conferencia disputada.
El futuro... a corto y largo plazo
Pero ¿y Yabusele? Sus cuentas también son claras, y pasan por dar prioridad a su deseo de jugar en la NBA y, en lo económico, por sacrificarse ahora para, si las cosas salen bien, poder llevarse un gran contrato el próximo verano. Una temporada brillante, o al menos en la que demuestre que puede ser un suplente de categoría, fiable, le abrirán las puertas a, el próximo verano, un acuerdo más largo y desde luego más lucrativo. En la actual NBA y su permanente crecida, el salario medio ya supera los 10 millones de dólares. Y la midlevel exception, un recurso útil para las franquicias y para valorar por dónde se mueve el mercado de la clase media, roza para la próxima temporada los 13 millones. Es decir, Yabusele puede, en un escenario optimista, pensar para 2025 en un contrato de unos 10 o 12 millones por temporada y unos tres o cuatro años de duración. Y eso solo con que las cosas vayan bien, no extraordinariamente bien.
Otra ventaja para él es que no llegó a debutar en la que habría sido (2019-20) su tercera temporada la NBA. En cuanto lo haga en la próxima, y basta con jugar un solo partido oficial de la regular season, tendrá acceso a la pensión para jugadores retirados de la NBA. Eso implica un poco más de 1.000 dólares al mes por cada año en activo en la competición. De entrada, y con el tercero asegurado, un poco más de 36.000 anuales que empezaría a cobrar a los 62 años, salvo que prefiera hacerlo a los 45 (con una rebaja en las cantidades totales): Ese plan de previsiones al que se accede a partir de la tercera temporada incluye seguro de vida, dental y de vista y otras ayudas, médicas y, por ejemplo, de estudios por si quiere ampliar o diversificar su formación académica.
Eso siendo optimista. Una cuenta parecida hizo en su día, salvando algunas distancias, Facundo Campazzo. Pero el argentino no consiguió nunca tener relevancia, ni deportiva ni salarial, en la NBA, y regresó a Europa con una cuenta económica que obviamente había salido negativa. Había apostado por sí mismo y no resultó. Eso es lo que tiene que evitar Yabusele. Aunque, como en el caso de Campazzo y tantos otros que lo intentan y regresan si no funciona (ahí está lo sucedido con Sasha Vezenkov ahora, también), lo normal es que haya grandes clubes de Euroliga esperando con ofertas importantes para el próximo verano si las cosas no van bien en la NBA. Así que Yabusele, que vio venir el tren y ha decidido cogerlo sin hacer cuentas ni esperar a ver si volvía a pasar por su parada dentro de doce meses, corre un riesgo importante, y desde luego apuesta por sí mismo… pero lo hace con red. Así son las dinámicas del trasvase NBA-Euroliga en los últimos años, de nulo riesgo para la primera y con la obligación de ir a remolque para la segunda.
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