Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

NBA | All-Star 2025

Siempre a vueltas con el All-Star

La NBA rebusca y rebusca. Se plantea otro formato para el All-Star Game y que Caitlin Clark se sume a Sabrina Ionescu contra Curry y Klay Thompson.

Caitlin Clark en el partido contra Las Vegas Aces.
EMILEE CHINNAFP

Un año más, en lo que empieza a ser una tradición bastante pesada, la NBA le da vueltas al formato y los alicientes del All Star Weekend, el fin de semana de las estrellas que era hace años uno de los hitos de su calendario anual y que ha pasado a ser un quebradero de cabeza. No hay forma de que los jugadores se lo tomen lo suficientemente en serio. Y en un tiempo en el que hay acceso televisivo a todos los partidos, en el que se sigue milimétricamente cada paso de cada estrella, no puede agarrarse tampoco a la fuerza de ver reunidos en una misma pista a los mejores jugadores del mundo.

Si estos, además, no se toman ni la más mínima molestia en que el asunto se parezca un poco, al menos, a un partido real de baloncesto, la cosa acaba como acaba: con críticas, enfados públicos del comisionado Adam Silver y, lo peor de todo, bajas audiencias. Las NBA no tiene intención de eliminar el All Star Game, darlo por amortizado como hecho del pasado, resquicio de otros tiempos en los que hacían faltan unos esfuerzos de promoción que ahora casi nadie fuera de las oficina de la Liga siente (desde luego no los jugadores) que sean necesarios. Es, al fin y al cabo, un fin de semana clave desde el punto de vista mercantil para la NBA, que llena la ciudad organizadora de actos, eventos y citas para sus patrocinadores, los aficionados… También sigue siendo, aunque apunte a la baja con todos sus defectos y los debates que lo rodean, un pico televisivo entre la jornada de Navidad y los playoffs.

¿Entonces? Silver reconoció que el All Star 2024 le dolió especialmente. Incluso planteó su disgusto abiertamente con los jugadores. El regreso al formato Este vs Oeste y los cambios que favorecían las condiciones que preferían las estrellas no llevaron a ningún sitio: el marcador final (211-186) quedó como el rastro ignominioso de otra oportunidad perdida, y Silver sintió que la NBA había cumplido con su parte... y los jugadores no. Y tantos cambios, tantos inventos y contrainventos, han quitado incluso la pátina de grandeza histórica que, al menos para los nostálgicos, seguía teniendo el partido. El que cambia y acierta, innova. El que no para de cambiar sin suerte, da golpes de ciego. Sea justo o no, es difícil no verlo así.

En 2017 la NBA se cansó de la actitud de los jugadores definitivamente (el partido acabó 192-182). En 2018 se estrenó el formato de capitanes eligiendo a pies sus equipos. En 2019 se empezó a retransmitir por televisión esa elección. En 2020 se introdujo el elam ending, un último cuarto jugado a puntos y no a tiempo. En 2023 la selección de jugadores se hizo justo antes del partido, no con días de adelanto… y en 2024 se volvió al Este vs Oeste. ¿Y las audiencias de 2024? En 5,5 millones, por debajo de 2018 (7,7) pero por encima del descalabro, mínimo histórico, de 2023 (4,6). Hay que mantener a la vista que por muy bajo que sea ese dato, es uno de los más altos de toda la temporada en la NBA. Muy por encima, sobre todo, de básicamente todos los partidos de regular season.

El próximo All Star llega a la Bahía de San Francisco, al Chase Center que es una de las metáforas de la era dorada que vive la NBA, desde luego en lo económico, en la última década. Con los Warriors, el equipo ahora mismo más valioso de la liga, como anfitriones, Silver le da vueltas a qué hacer y cómo hacerlo. Tiene a Stephen Curry como uno de los asesores con los habla directamente para saber qué piensan los jugadores y qué pueden querer los aficionados.

Por ahora, la NBA ha usado a Shams Charania y a ESPN para lanzar su nueva idea y ver qué respuestas recibe. Se trata, o en eso se trabaja, de otro cambio de formato. Otro invento: cuatro equipos con dos semifinales a 40 puntos y una final a 25. Al estilo de los partidillos callejeros, del baloncesto pick up. Habría tres equipos de ocho jugadores para repartir a los 24 jugadores seleccionados como all star y un cuarto con el que gane el Rising Stars del viernes, que ya se juega en formato de cuatro partidos con rookies, sophomores y, junto a los NBA de primer y segundo año, una selección de la G League. Habría por lo tanto, cuatro entrenadores en vez de dos: los que dirijan a los dos mejores de cada Conferencia.

El problema, la cuestión de fondo, sigue siendo que cuesta creer que así los jugadores sí se lo van a tomar más en serio. Y mientras no se parta de ahí, cualquier cambio acabará mal. Así que hay que preguntarse si esta generación de estrellas, que además se queja de la acumulación de partidos y esfuerzos con el consiguiente riesgo de lesiones, va a encontrar algún aliciente en un duelo que no tiene la trascendencia que le daban los que sabían que vería el partido mucha gente que no solía seguir una NBA todavía en crecimiento. Antes, los jugadores ganaban menos millones y el futuro era todavía algo por conquistar. El contexto de cada época es el que es… y no se puede cambiar.

Por eso tampoco tendría, seguramente, efecto ese duelo que piden muchos entre jugadores estadounidenses y del resto del mundo. ¿Eso sí haría que unos y otros se lo tomen más en serio? ¿Por qué? También se ha hablado de trasladar la final de la NBA Cup a ese domingo y eliminar el All Star Game aunque se sigan eligiendo all stars, 24 jugadores que sumarían cada temporada, como ahora, esa distinción a su currículum. Hay propuestas incluso más radicales, como cambiar el partido por un torneo de duelos uno contra uno entre estrellas.

Veremos. Lo que sí fue un éxito el año pasado fue el evento Stephen Curry vs Sabrina Ionescu desde la línea de tres. Un duelo mediático, con morbo, dos tiradores extraordinarios… la idea gustó, quedó bien, llamó mucho la atención y tiene todas las trazas de repetirse, y más en la Bahía, el reino de Curry y donde se crio Ionescu. Pero la NBA se plantea llevar la idea más allá y meter a dos tiradores más en el ajo, otro hombre y otra mujer. Las opciones son obvias: Klay Thompson, la pareja de Curry en los Splash Brothers que se acaba de romper con la salida del primero, que firmó en verano con los Mavericks… y Caitlin Clark.

El gran reclamo del baloncesto femenino y una de las figuras de más impacto, en los últimos años, de todo el deporte estadounidense, Clark es una opción demasiado atractiva para que la NBA la pase por alto. Así que si hubiera que apostar ahora mismo, habría que hacerlo porque , se dará esa ampliación de un challenge desde la línea de tres, en el que, como guinda de la noche de los concursos (que también tiene que solucionar la caída en picado del de mates, antaño otra joya de la corona), estarán Curry, Klay, Ionescu y Clark.

El valor de Clark (22 años) se dispara hasta niveles pocas veces visto. El Indianapolis Star pidió al economista Ryan Brewer, quizá el mayor experto en este tipo de evaluaciones, que calculara cuál es el impacto real a nivel financiero de la jugadora de Indiana Fever. El artículo cuenta que Brewer repitió varias veces los cálculos porque no daba crédito al resultado: más de 36 millones de dólares de impacto directo en la ciudad de Indianápolis, y eso para una jugadora cuyo sueldo de rookie no pasó, como número 1 del draft, de 76.535 dólares. Unas 184 veces menos que el de Victor Wembanyama en su primer año en la NBA (13,8 millones). Según Brewer, el 36,5% de toda la actividad económica de la WNBA la pasada temporada estuvo relacionado directamente con Clark: asistencia a pabellones, venta de merchandising, audiencias televisivas... Una de cada seis entradas vendidas para ver en directo los partidos se puede atribuir a su presencia. En los de las Fever como local, de hecho, se batieron récords: una media de más de 17.000 aficionados por noche y un total, por primera vez en la WNBA, de más de 300.000 en toda la temporada. Gracias a Clark, las audiencias en TV subieron un 300%, y las Fever son responsables de un 45% del valor total de los derechos televisivos de una Liga en la que los partidos de la base tuvieron una audiencia media de 1,2 millones, un 199% más que aquellos en los que no jugó.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.

Normas