Shaquille: “Si la receta decía que tomara una pastilla... yo me tomaba tres”
El legendario exjugador, uno de los mejores pívots de la historia, habla claro su adicción a las pastillas y los problemas de salud que, por culpa de ella, tiene ahora en los riñones.


“Hacía las matemáticas de los niños: si la receta decía que tomara una, me tomaba tres”. Shaquille O’Neal siempre suele hablar sin tapujos, aunque muchas veces se cuestiona su memoria, cómo de certeros son sus recuerdos en historias que recupera ahora sobre una carrera legendaria que se alargó casi dos décadas (19 años) en la NBA después de un paso tremendo por LSU. Por ejemplo, muchos se sorprendieron cuando el pasado invierno, y tras la sanción por no superar un control antidopaje de Bobby Portis, Shaq contó en Inside The NBA que dio positivo por cocaína antes de los Juegos Olímpicos de Atlanta pero que el test se fue a la basura y la cosa no saltó a lo público porque el pívot había estado comiendo magdalenas con semillas de amapola, y los médicos consideraron que eso invalidaba la prueba.

Las mejores frases de Shaquille O'Neal
Algunos dijeron entonces que puede que hablara de codeína, por ejemplo, una sustancia de nombre no muy distinto a la cocaína y que, a diferencia de esta (e igual que otras como la morfina) sí se considera intrusiva en un test como el que se le hizo. Él, en todo caso, usó su historia, la que él recordaba, para exponer su perplejidad ante las cosas que suceden con los test antidopaje: “Me dijeron que había dado positivo por cocaína y les dije a ver, a ver, esperad. Yo no he tomado nunca eso ni nada parecido. Para empezar, el Sargento (su padrastro era militar) me habría matado. Mi madre me habría matado. Así que investigaron y vieron que las semillas de la amapola podían provocar el mismo efecto en las pruebas. Ese es mi problema con este asunto: la NBA dice lo que dice y te indica lo que puedes tomar y lo que no, pero a veces hay derivados de sustancias en productos que no están en sus listas, así que tomas lo que no deberías y ya las has liado”.
Pero, en este caso, en el de las matemáticas de los niños, se explica mucho más a fondo, y sin morderse la lengua, en el podcast Armchair Expert with Dax Shepard. Habla, ante ese micrófono, de su adicción a los calmantes durante su etapa como jugador, y de cómo vive por culpa de ella con problemas preocupantes en los riñones. Habla de opioides como la oxicodona y de antiinflamatorios como la indometacina. Pero, sobre todo, habla de broncas muy subidas de tono con su médico porque este le decía que era adicto a las pastillas, aunque él lo negaba porque no se sentía colocado por muchas que tomara: “Cenaba un sándwich club, patatas fritas y dos pastillas. Y así durante 19 años”.
Es un tema sobre el que Shaquille ya se había sincerado en Shaq, el documental de cuatro capítulos sobre él que estrenó HBO: “A veces no podía jugar si no me tomaba las pastillas. Lo único que hacían era enmascarar el dolor… tomaba muchos calmantes. Ahora tengo problemas de riñón, pero tomé tantas pastillas en el pasado que los médicos quieren que tome las menos posibles ahora. Me dicen que tenga cuidado y ya está”.
En el podcast, reconoce que ocultaba a su familia su consumo de medicamentos, pero que los médicos de sus equipos sí estaban al tanto. Aunque ya en sus tiempos como jugador de los Lakers había hablado de su necesidad de medicarse para poder jugar con varias lesiones que le provocaban mucho dolor: “Intentaba controlarlo, pero si no tomaba las pastillas no podía moverme, mucho menos jugar. Así que las tomaba, y cuando empezó a dolerme el estómago, me tuve que hacer más pruebas”. Esto fue en 2002, cuando le dijo a Los Angeles Times que estaba “bien pero no muy bien” después de que los médicos le empezaran a hacer pruebas en el hígado y los riñones.
En aquella historia sobre los días previos a los Juegos de 1996, un campeonato que no disfrutó demasiado y del que dijo después que había parado el coche para tirar la medalla de oro al arcén después de la ceremonia, el mítico exjugador, uno de los mejores pívots de la historia, cita a su madre y la pareja de esta, al que sigue refiriéndose como el Sargento (abreviado, Sarge), para referirse a la disciplina que le inculcaron y que le sirvió para llegar hasta donde llegó. Su padre biológico, con serios problemas de adicciones, acabó en prisión cuando él era todavía un bebé, y se crio con el Sargento Phillip Harrison: “El tipo de disciplina que aplicaba no es algo que se pueda usar hoy en día. Es lo que se llama un azote… pero él iba además más allá de los azotes. Y se lo sigo agradeciendo”. De niño, Shaquille creció en un ambiente de disciplina militar, interiorizando valores como la obediencia, el respeto y la estructura de la vida del soldado: “Murió y me sigue dando pena no haberle dado lo suficiente las gracias. Yo era un delincuente juvenil de primera categoría, y su misión fue enseñarme a ser un líder, no uno de los que seguía a los demás”.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí




Rellene su nombre y apellidos para comentar