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Presión máxima sobre la NBA por el escándalo en Phoenix Suns

Crecen las voces que piden que Robert Sarver no siga vinculado a los Suns ni a la NBA de forma definitiva y no solo de forma temporal.

Presión máxima sobre la NBA por el escándalo en Phoenix Suns
MIQUEL A. BORRASDIARIO AS

Sigue amplificándose el escándalo que rodea a la sanción que ha recibido Robert Sarver, el propietario de Phoenix Suns, en la NBA. Después de que personalidades con el peso de LeBron James o Chris Paul (precisamente jugador de los Suns pero que también fue presidente del sindicato de jugadores) se quejaran de que la sanción es demasiado benevolente (10 millones de dólares y un año de suspensión), ahora las críticas llegan desde dentro de la propia organización de los Suns.

Cada vez son más las voces que claman porque Sarver sea de un modo u otro apartado definitivamente de la NBA. En 2014, un escándalo de trasfondo racista hizo que Donald Sterling se viera forzado a vender Los Angeles Clippers, gestión muy aplaudida de un Adam Silver que acababa de ser elevado al cargo de comisionado y que empezó con muy buen pie una etapa en la que le ha tocado enfrentarse a muchos retos (el mayor, la pandemia) y en la que sus ideas y su carácter han sido alabados de forma mayoritaria… seguramente hasta ahora. Este asunto Sarver está explotando en las manos de la Liga y de un comisionado que salió a dar explicaciones ante la prensa y solamente empeoró las cosas. Muchos consideran que la NBA ha rebajado sus estándares éticos para tratar de manejar con mano blanda este asunto después de la culminación de un informe de 36 páginas y 12.045 palabras que la firma Watchell, Lipton, Rosen & Katz realizó en nombre de la Liga. En él, más de 100 personas detallan comportamientos racistas, sexistas y de bullying dentro de Phoenix Suns, realizados o promovidos por Sarver, arrinconado desde que un artículo de Baxter Holmes en ESPN levantara la liebre sobre la tóxica cultura de trabajo en la franquicia de Arizona.

La última persona que se ha sumado a la petición de mayor firmeza con Sarver es nada menos que Jahm Najafi, vicepresidente y segundo mayor inversor en los Suns por detrás del propietario. Najafi ha hecho una marca en el suelo para distanciarse de Sarver con una carta abierta a aficionados y jugadores de los Suns en la que pide que el escándalo no se intente capear con una sanción y que se tomen las medidas más drásticas (forzar la salida de Sarver): “En buena voluntad no puedo quedarse sentado y dejar que nuestros niños y las siguientes generaciones de aficionados crean que estos comportamientos se pueden permitir si eres rico y perteneces a la clase privilegiada. Así que, en virtud de mi compromiso con la lucha por erradicar cualquier forma de racismo, sexismo y otros prejuicios, como vicepresidente de los Suns pido la renuncia de Robert Sarver. No me interesa convertirme en gestor de la franquicia, pero trabajaré sin descanso para asegurarme que quienes llegan a ella traten a todos sus integrantes con dignidad, profesionalidad y respeto”.

Las acusaciones sobre la actitud de Sarver durante casi dos décadas son inacabables: el uso de términos racistas al referirse a trabajadores afroamericanos, bullying a empleadas de la franquicia, contacto inapropiado con hombres… El informe contiene suficientes detalles escabrosos, y gravísimos, para que muchos se planteen por qué la NBA (y su nudo de fuerza: el resto de propietarios) no quiere actuar con más dureza. La actual directora ejecutiva del sindicato de jugadores (NBPA), Tamika Tremaglio, también se mostró dura con la Liga: “Son acciones y conductas horribles, que tendrían que tener cabida en nuestro deporte ni en ningún lugar de trabajo. Le he dejado clara mi posición al comisionado Adam Silver: creo firmemente que el Señor Sarver no debería volver a tener ningún cargo ni posición ejecutiva dentro de la NBA”.

Silver compareció ante los medios y, a diferencia de lo que ha sido norma en él durante años, estuvo débil en sus argumentaciones, inseguro en su forma de comunicar y contradictorio en unos argumentos que trataban de justificar el tipo de sanción aplicada a Sarver. Un anuncio de la NBA que, en lugar de dar carpetazo a un tema muy complicado, lo ha puesto en el primer plano de la actualidad mediática en el deporte estadounidense. Máxima presión sobre Silver y sobre la Liga, a la espera de si hay nuevos movimientos con respecto a un Robert Sarver totalmente arrinconado por la opinión pública y por el resto de fuerzas de la NBA más allá de los despachos de los propietarios. Ahora hemos sabido que también dentro de su propia organización, Phoenix Suns.