Portland saca una jugosa tajada del traspaso de Lillard

A la pérdida de una pata del dúo formado por Lillard y McCollum por el que tanto apostó Portland en los últimos años le ha seguido la completa aniquilación del mismo. El primero se quedó solo al mando cuando C.J. se fue a los Pelicans y juró que intentaría ganar el campeonato en el equipo de Oregón. La lealtad que se echa de menos en tantos casos era Damian, era Lillard. Su lío veraniego, pidiendo salir (aunque dijo que no lo haría) de la franquicia que le puso en el mapa, ha dado con un nuevo y excitante destino, Milwaukee Bucks, y un tiempo nuevo en los Trail Blazers.

El panorama parecía sombrío. El equipo permanece en stand-by en términos de propiedad, con la heredera de Paul Allen (Jody, hermana) rechazando ofrecimientos como el del fundador de Nike para vender. La plantilla había llegado a su tope y el cambio en el banquillo, de Stotts a Billups, debe verse más a la larga. Pero, amigos, ha llegado la magia.

Y aún pueden exprimir más este movimiento. Los teléfonos siguen sonando en las oficinas de Portland para conseguir completar la idea inicial, por la que van bien encaminados, incluso antes de que comience la temporada. Todavía quedan unas semanas hasta que toque ajustar la plantilla para empezar la NBA y algún nombre de los que han participado en este importante traspaso puede no contar. Lo que ya es se puede proclamar es la astucia con la que Joe Cronin (mánager general) y sus ayudantes han jugado sus cartas para llevar el mejor resultado a los Trail Blazers.

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El retorno sacado por Damian Lillard ha sido mayúsculo si rebobinamos y vemos en qué punto estaba la negociación con Miami Heat, el equipo al que el base de Oakland se quería marchar. La agresividad de ambas partes, el no ceder, terminó por romper la cuerda que mantenía unidas sus opciones. Milwaukee, viendo el órdago mandado por Giannis Antetokounmpo para volver al punto de 2021 en el ganaron la NBA, incluyó a uno de sus puntales, Holiday, junto a otros instrumentos secundarios y Portland aceptó sabiendo que la operación era la adecuada. Y han reutilizado a Jrue para sacar elecciones de draft, que en un equipo en reconstrucción siempre son bienvenidas (ya se sabe: “trust the process”).

Lo que viene en Portland sin Lillard

DeAndre Ayton, el gran reclamo logrado en el primer cambio por Lillard con los Suns de por medio, será el pívot principal y así podrá redimirse de su papel en Phoenix. Hablamos del número uno del Draft de 2018, en el que estuvo por encima de Luka Doncic. Pero ha habido otro interior captado, Robert Williams, que también se quedará en el equipo pese a tener un perfil similar al de su nuevo compañero. Este último viene de unas Finales en los Celtics pero también de numerosos problemas físicos sólo con 25 años. Los dos, una pareja bien avenida.

El nombre que baila, y así lo explica Adrian Wojnarowski (ESPN) en la actualización del plan de los Blazers que ofrecido recientemente, es el de Malcolm Brogdon, aterrizado desde Boston en esa segunda parte del traspaso de Dame. Maravilló en Bucks y Pacers, pero ha convivido con la irregularidad y no ha alcanzado las expectativas puestas sobre él. Entrado en la treintena también entrará en posibles paquetes de traspasos si Portland acepta una oferta que le satisfaga. El retorno, de nuevo, será la clave; sólo sabiéndose ganador del movimiento dejarían ir al base.

Jerami Grant, otro de los que permanentemente está en el mercado, ha firmado este verano un contrato de 160 millones de dólares y debería ser el nexo de unión entre los más jóvenes y algún veterano que aporte poso al equipo. Porque se apuesta por menos experto, al menos en este año de transición hacia quién sabe dónde. Henderson y Simons serán los manejadores que Billups, campeón en 2004, debe formar. Sharpe y Murray, de igual manera, contarán con una buena cantidad de minutos. Thybulle, a reivindicarse. Badji y Camara, a la espera.