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PHOENIX SUNS

Los Suns desafían la maldición de Bol Bol, el hijo del gigante

Bol Bol se une a uno de los aspirantes a ganar la NBA, Phoenix, tras perder la confianza de otro de los equipos que apostó por él: Orlando.

Bol Bol (Suns).
afpElsa/Getty Images/AFP

Los Suns serán el nuevo equipo en el que Bol Bol se ponga a prueba. También en el que deba mostrar su valor como jugador disruptivo en esta NBA de los hombres altos que lanzan desde lejos, siendo él un jugador que mide 2,18 metros y juega en las posiciones de base y escolta. Una nueva oportunidad de ver si el hijo del gigante, uno de los chicos más intrigantes que la competición ha dado en los últimos años, se mantiene o debe reconducir su carrera.

Sorpresa fue que los Magic le cortaran en este mercado veraniego después de haberse integrado bien en una dinámica e incluso brillar por momentos durante la pasada temporada. La laxitud en Orlando, un equipo que continúa captando nuevos talentos para hacerse poderoso en la Conferencia Este de aquí a unos pocos años, le permitió tener minutos y, al menos durante la primera franja de la campaña, pudo despuntar. Se hizo un pequeño hueco ante tanto armador con el que contaba Mosley: Cole Anthony, Jalen Suggs, Markelle Fultz... Y ahora llega Anthony Black. Sus 9′1 puntos, 5′8 rebotes, 1′1 asistencias y 1′2 tapones se quedaron cortos. Si bien es cierto que su inteligencia en pista debe mejorar mucho, además del posicionamiento en defensa que sólo mejora mínimamente su buen timing cerca del aro, se hacía suficiente para pasar el corte. Contrato bajo, poco riesgo. Pero los floridanos cortaron su vinculación con él el 4 de julio y se abrió un nuevo horizonte. Con un sueldo mínimo, ¿por qué no probar de nuevo a tal jugador de culto?

Los Suns son uno de los aspirantes al título antes siquiera de que el balón se ponga a rodar. A Durant y Booker, contando con Ayton en un segundo plano, se ha unido Bradley Beal, que sustituye ahora a un Chris Paul centrado en Golden State. Un cuarteto de cuerda que se ha reforzado con jugadores de perfiles distintos, para cubrir varias necesidades, por poco dinero. Lo que había que hacer, vaya. Siguen Okogie o Lee y se añaden Metu, Watanabe o Bates-Diop. Aparte el fichaje estructural de Eric Gordon, que será el que aporte puntos desde la segunda unidad. A ellos se va a añadir Bol Bol. Estrategia clara para empoderar al entrenador Frank Vogel, que será el que deba moldear aún más al sursudanés.

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Bol, el hijo del gigante Manute, todavía no ha pasado la línea de ser sensación en amistosos, ligas de verano y demás partidos de poca trascendencia. Es una de las etiquetas contra las que tiene que luchar. Ser quien es, llevar el apellido que lleva, es otra. Su padre, un perfil anacrónico para el baloncesto de los 90, logró ser un fan favorite entre las superestrellas de la NBA, dejando huella y traspasando el legado (que, en su caso, va mucho más allá del deporte; se desvivió, literalmente, por arreglar la enconadísima situación sociopolítica en su país) a su hijo, que no quiere desmerecerlo en una época en la que los jugadores altos ya no son mirados con remilgos. Es su hora. Es su momento.

Historial negativo

El exterior originario de Jartum, de 23 años, acumula varios rechazos significativos en su carrera hacia el estrellato en la NBA. Todo empieza establecido en las categorías de formación de Estados Unidos. Bol, llamado así por el jefe de los Dinka, pasó por dos institutos hasta llegar a la Universidad de Oregón. Pero su cuerpo, fino y estiradísimo como el de su padre, ya había avisado del peligro. Físico de porcelana. Con los Ducks pegó el salto a las pantallas de la NCAA y empezó a ser considerado como uno de los prospects de más futuro. Sonó para ser top-5 de su draft. El palo llegó cuando terminó en la posición 44, escogido por Miami en 2019. Sólo había jugado nueve partidos hasta que una fractura por estrés en el pie izquierdo le obligó a parar, a descansar lo que restaba de temporada y a esperar que las franquicias no tuvieran en cuenta tal contratiempo. Cayó hasta la mitad de la segunda ronda. Denver fue la que terminó acogiéndole en su plantilla. Debutó en la NBA durante la burbuja de 2020, aunque para Malone contaba sólo en extraordinarias ocasiones. Fue traspasado, o eso se intentó, a los Pistons en 2022 después de continuar con pocos minutos en los Nuggets, y ahí llegó otro toque de atención: Detroit rechazó el acuerdo porque Bol falló las pruebas físicas que complementaban ese intercambio. Se operó en enero, en ese caso del pie derecho, y en marzo recayó y volvió a quedar en el dique seco. En Orlando tocó techo el pasado 16 de noviembre con 26 puntos, su máximo en la NBA. Lejos quedó lo que se prometía.