NCAA

Mara y el portal de transferencia: el camino hacia el Dorado

Según Jonathan Givony (’ESPN’), el español será uno de los pívots más codiciados dentro del sistema de traspasos que instauró la NCAA en 2018.

Aday Mara #15 of the UCLA Bruins drives to the basket against Felix Okpara #34 of the Tennessee Volunteers during the second half in the second round of the NCAA Men's Basketball Tournament at Rupp Arena on March 22, 2025 in Lexington, Kentucky.
José Ignacio Pinilla
Licenciado en Periodismo por la Complutense, comenzó en AS en maquetación en 2010. Tras su paso por fútbol, se unió en 2014 a baloncesto. Ha cubierto en directo la Supercopa de 2020, las Copas de 2020 y 2021 y partidos de España de las Ventanas. También el Eurobasket femenino de 2023. Escribió sobre la pandemia de la COVID en el confinamiento.
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Aday Mara busca su lugar en el mundo. El pívot (19 años y 2,21 metros) ha decidido abandonar UCLA, donde ha militado las dos últimas temporadas, e introducir su nombre en el portal de transferencia de la NCAA para encontrar un nuevo destino, sin perder de vista la NBA. Según Jonathan Givony (ESPN), el español probará en los test de la NBA previos al draft.

Sin embargo, su salto a la Liga norteamericana parece complejo. Y todo apunta a que continuará su aún precoz carrera en el baloncesto universitario. De ahí, su entrada en una herramienta, ese portal transfer (portal de transferencia), creada en octubre de 2018 para que los estudiantes-deportistas pudieran ponerse en el mercado.

Una especie de agencia libre del baloncesto universitario que ha sufrido varias modificaciones. La primera, en 2021, cuando se introdujo el concepto de ventana de transferencia, un límite de tiempo que en el caso del baloncesto universitario va, este año, desde el 24 de marzo hasta el 22 de abril. Un periodo de 30 días (antes 45) que permite una mayor estabilidad en los programas universitarios: todo va más rápido, sin demora.

Y funciona. El año pasado hasta 1.700 jugadores se inscribieron. Este año, en los dos días desde la apertura, se unieron casi 1.000. Entre ellos, el mencionado Mara. También se encuentra el español Álvaro Folgueiras. “Será uno de los pívots más codiciados del portal”, asegura Givony sobre el pívot, que cerró su segundo año en UCLA entre halagos de la prensa especializada: “Tiene el techo para ser uno de los mejores jugadores del baloncesto universitario el próximo curso”, escribió Ben Bolch, de Los Angeles Times.

Mara promedió 6,4 puntos y 4 rebotes en 33 partidos en la Conferencia Big Ten. Y no lució nada mal en su primer partido en este March Madness ante Utah con 10 tantos, 6 rebotes y 5 tapones. Poco pudo hacer en la eliminación en segunda ronda frente a Tennessee: 7 puntos, 5 capturas, 3 asistencias y 3 tapones.

NIL y reparto de ingresos

“Es uno de los jóvenes más talentosos del baloncesto universitario”, alabó Jerrod Calhoun, entrenador de Utah, a Mara, que puede hacer de su cambio de destino una oportunidad de oro porque el dinero existente en el ecosistema de la NCAA es mayor que años anteriores por los derechos NIL (Name, Image, Likeness), que desde 2021 permite cerrar a los estudiantes acuerdos con marcas comerciales al margen de sus universidades. Los centros también pueden firmar derechos NIL con sus alumnos para explotar sus derechos de imagen.

Y también por la próxima instauración del conocido como reparto de ingresos. Una nueva vía de financiación para los jugadores que las universidades se han visto obligadas a instaurar tras enfrentarse a diferentes demandas judiciales antimonopolio. Las partes, centros educativos y demandantes (exestudiantes), alcanzaron un acuerdo que establece un plan de reparto de ingresos a 10 años para atletas universitarios actuales y futuros, en el que hasta el 22% de los ingresos por derechos de retransmisión, ventas de entradas y patrocinios (límite de 22 millones) se compartirán con los atletas.

Ambas vías de ingresos aumenten y disminuyen dependiendo del mercado. No es lo mismo estar en Duke que en Norfolk. La mayoría de los centros de alto nivel y varias de nivel medio-superior, según Sports Illustrated, serán capaces de compartir tres millones de dólares o más. El presupuesto para conformar una plantilla de muy alto nivel ha pasado de los 5 millones a cerca de los 7. Algunas universidades gastarán más.

Dinero al alza

Un saldo alcista que ha disparado el valor de los titulares de alto nivel: el año pasado entre 25 y 50 jugadores ganaron un millón de dólares. Este año se espera que se duplique esa cantidad. Un base de élite, por ejemplo, ha recibido ofertas de 3 millones, y las cifras de entre 1 y 2 millones son más frecuentes que antes.

Y en toda esta algarabía de dinero arriba y dinero aún más arriba puede colarse Mara, su condición de “uno de los pívots más codiciados del portal” y sus 221 centímetros de pura calidad y versatilidad para configurar y fortalecer una de esas plantillas de alto nivel que, además, han cambiado su fisionomía totalmente. Ahora, los jugadores de primer año casi no importan.

Son residuos antes la posibilidad de seleccionar en ese portal de transferencia sin límite (antes solo se podía cambiar una vez sin sanción) que permite reclutar jugadores maduros y formados, que dan beneficios sin necesidad de un proceso de reclutamiento lento, costoso. El ejemplo, este March Madness, donde solo 31 de los 68 equipos clasificados tienen novatos entre los 7 jugadores con más minutos. Y de esos 31, solo 39 rookies forman parte de la rotación. Nuevos aires. Nuevos cambios. Y Mara, a la espera.

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