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NBA | DRAFT 2023

Los que no quieren a Wembanyama

Tres franquicias parecían llamadas a pelear por el esperadísimo número 1 del ‘draft’. La temporada, sin embargo, ha sido muy diferente para ellas.

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Los que no quieren a Wembanyama

Victor Wembanyama cumplió 19 años en enero. Y está completando con un nivel excepcional su temporada trampolín, el año puente hacia el número 1 del draft, uno de los más cantados de la historia de la NBA. A partir del próximo curso, vivirá con la presión de ser un elegido, uno de los jugadores más esperados en la gran Liga, un fenómeno llamado a cambiar el baloncesto. Literalmente, es así. Las expectativas son las más altas desde LeBron James hace dos décadas y las franquicias sueñan con un jugador que podría cambiar destinos, en lo deportivo y en lo económico.

Este año, el francés ha optado por acaparar menos focos y trabajar con un método básicamente científico en su puesta a punto física. Se ha apartado de la Euroliga, cosa a priori extraña, para jugar menos partidos y tener un equipo de trabajo reforzado en el Metropolitans 92. Allí es la gran bestia de la Liga gala: 21,5 puntos, 9,4 rebotes, 2,4 tapones y 25,1 de valoración en 24 minutos por noche en pista. En la pretemporada NBA viajó a EE UU, se exhibió en un par de amistosos y regresó a su zona de trabajo. Todo perfectamente calculado y destinado al desembarco en la NBA.

Con su 2,19, su envergadura imposible y su capacidad para moverse casi como un base y tirar como un alero, grandes estrellas como el propio LeBron o Giannis Antetokounmpo han avisado de que no ha habido nada igual hasta ahora, que estamos ante un nuevo arquetipo, el jugador del futuro. Siempre y cuando, es la gran sombra, le respeten las lesiones. Su constitución física hace que haya temor, el único con él, en ese sentido. Por eso también, seguramente, ha aligerado su carga de partidos en esta temporada.

Lanzado hacia un número 1 del draft inevitable y ultra mediático, Wembanyama sabe que todos los equipos matarían por hacerse con él y controlar como mínimo el destino de sus años de contrato rookie. Esa es la gran bondad del draft, especialmente para las franquicias sin grandes objetivos de presente y obligadas a pensar en el futuro. Las que muchas veces prefieren (en sus despachos, no en su vestuario) perder mucho para asegurarse las mejores opciones de cara a la lotería ponderada que define las posiciones del draft. El cacareado tanking, que algunos proyectos han convertido en un proceso industrial y que la NBA ha combatido con varias medias, desde la creación del play in para dar más opciones competitivas en el tramo final de la regular season a, claro, el reajuste de las opciones en la lotería. Ahora, los tres peores clasificados tienen las mismas opciones de llevarse el número 1, un 14%. El cuarto pasa a un 12,5% y el quinto, a un 10,5%. Antes, las diferencias eran mayores por lo que cada puesto (más derrotas) que se descendía era mejor para el futuro de los equipos en ese trance.

Una carrera en la que no han estado todos

Este año, y más con un proyecto de estrella tan descomunal, había varios que sonaban antes de la temporada como los que más claramente iban a ir a por el número 1, y más con Wembanyama como gran premio. Si se miran los totales de victorias que se proyectaban cuando acababa la pretemporada, este era el ranking: San Antonio Spurs solo 22,5 victorias; Indiana Pacers, Utah Jazz y Houston Rockets 23,5. Oklahoma City Thunder, 24,5. Orlando Magic 27,5 y Detroit Pistons 29,5. Eso, en cuanto a equipos con menos de 30 triunfos (de los 82 totales). Después, Charlotte Hornets y Sacramento Kings con 33,5.

Si se mira la clasificación en los últimos días de la regular season, los peores equipos son Detroit Pistons, Houston Rockets y San Antonio Spurs, que tienen casi asegurado ese podio de las cloacas, los tres puestos que dan más opciones de número 1. Y después aparece Charlotte Hornets, el más cercano a ellos. Y luego los equipos que ya superan los treinta triunfos: Orlando Magic, Washington Wizards, Portland Trail Blazers...

Algunos coinciden en ambas listas, claro. Y realmente no deja de resultar decepcionante el papel de equipos como Rockets y Pistons, que ya habían hecho caja importante en los dos últimos draft pero que no terminan de poner sus reconstrucciones en marcha. Cosa que, por ejemplo, ha hecho Orlando Magic. Los Spurs sí entraban esta temporada en demolición completa y sí se han ajustado a su guion, vaciando sus cuentas, liberando cargas de futuro y sacando papeletas para la gran lotería, para Wembanyama. Y hay finalmente algunos equipos con los que se contaba en esa pelea pero que han decidido que no iba con ellos, que iban a competir. Excelentes noticias para sus aficiones, la NBA y sus dirigentes. Porque son equipos que están ganando y lo están haciendo con bases reformuladas, con jugadores jóvenes funcionando, con nuevas ideas. Esa es la base de una reconstrucción. Si se tiene, ya es mucho. No todo tiene que ser siempre esperar al siguiente año, a un draft más. De hecho, eso tendría que ser la excepción.

Tres de las cinco franquicias que proyectaban más derrotas han estado muy por encima de lo previsto, con la mente puesta en peleas que no han tenido nada que ver con el draft de 2023:

UTAH JAZZ: Este era, es, un caso claro de equipo en reconstrucción, que se suponía que tenía que dejar pasar esta temporada y reformar completamente su proyecto. Lo ha hecho, pero ganando y encontrando piezas que ya parecen esenciales para su futuro. Los Jazz, después de años como aspirantes al anillo (pocas veces en el primer rango) y como uno de los mejores equipos de fase regular (ahí sí, incuestionablemente), traspasaron a Rudy Gobert y Donovan Mitchell, sus dos grandes estrellas. Ya había salido Joe Ingles y también lo hicieron Royce O’Neal, Mike Conley, Bojan Bogdanovic… No quedó nada.

Pero la cosa ha funcionado, con un entrenador de 35 años como Will Hardy que venía de ser mano derecha de Ime Udoka en los Celtics finalistas. Y con un nuevo jugador franquicia como Lauri Markkanen (25 años), que se ha encontrado por fin después de su mal final en Chicago Bulls y su rol mejorado pero secundario en Cleveland Cavaliers. El finlandés ha sido all star, apunta al premio de Jugador Más Mejorado y ha demostrado que era mucho más que una pieza de esas de a ver qué pasa incluida entre las rondas de draft que llegaron por Donovan Mitchell. Además, el draft ha traído excelentes noticias: el pívot Walker Kessler (pick 22, 21 años) ha estado a un nivel defensivo excepcional. Era una elección que los Jazz habían dado a los Grizzlies pero que fue de Memphis a Minnesota y de vuelta a Salt Lake City en la operación Gobert. Además, los Jazz se quedaron con el pick 14 de los Cavs, y eligieron al tirador Ochai Agbaji. Después de un discreto inicio, está empezando a demostrar que puede ser un jugador importante en el futuro. Y los Jazz, revelación en el inicio de temporada, no han bajado apenas el pistón y siguen peleando por estar en el play in... como mínimo.

INDIANA PACERS: Los Pacers se habían acostumbrado a ser serios, respetables y buenos pero no excelentes. Se fueron Domantas Sabonis, Malcolm Brogdon y Caris LeVert, y todo apuntaba a que Myles Turner y Buddy Hield también cambiarían de equipo. Pero un entrenador de primera categoría, aunque acabó mal en los Mavs de Doncic, como Rick Carlisle ha forjado un equipo competitivo, que ha estado en la zona entre noble y templada del Este durante toda la temporada. Y eso contando con que no ha tenido suerte con las lesiones, responsables de unas cuantas derrotas.

Hield y Turner se han quedado y han aportado, tanto que el pívot ha renovado, algo que llegó a parecer imposible, y con una extensión de dos años entra en la línea de reconstrucción de un equipo que encontró oro en el traspaso de Sabonis gracias a la llegada de Tyrese Haliburton, que con 23 años se ha estrenado como all star y lo tiene todo para ser uno de los grandes bases de la NBA en la próxima década. Los Pacers, además, acertaron de pleno en el pasado draft: eligieron con el número 6 a Bennedict Mathurin, que apunta a estrella importante. Y en el inicio de la segunda ronda, con el 31, se llevaron a un Andrew Newhard que, con techo más modesto, está dejando también buenas sensaciones.

OKC THUNDER: Los Thunder también parecían en ruta hacia otro año en el fondo de la NBA, apilando derrotas, picks de draft y contratos tóxicos que se pudieran reconvertir en activos. Y más cuando en pretemporada cayó fulminado por una lesión en el pie Chet Holmgren, su flamante número 2 de draft y el que parecía llamado a ser el nuevo jugador franquicia. Pero los Thunder pelean por estar en playoffs y han firmado una temporada brillante en la que han dejado claro que su futuro ya está aquí. El entrenador Mark Daigneault (38 años) está haciendo un trabajo fantástico con un roster muy joven pero en el que emerge una megaestrella: Shai Gilgeous-Alexander. 24 años, ya all star y con trazas de pelear por el MVP en el futuro, si sigue en su actual progresión.

Con Shai como claro referente, la temporada ha sido también fantástica para el número 12 del draft, Jalen Williams, alero de 21 años que se va a quedar cerca del Rookie del Año que seguramente gane Paolo Banchero (Orlando Magic). Además del más veterano y muy importante Lu Dort, una bestia defensiva, Josh Giddey, número 6 en 2021, ya es una realidad, un guard inteligente y de mucho nivel competitivo. Y están empezando a ser usado de forma muy interesante Jaylin Williams, que tiene minutos como falso pívot y que fue número 34 en el pasado draft. Los Thunder tienen a Holmgren parado y a Ousmane Dieng, al que eligieron con el 11 después de hacer con ese pick a golpe de primeras rondas, en Francia. Así que su proyecto ya empieza a tener una forma definida… y con un enorme futuro.