Las mil vidas de Pat Riley
El Padrino de la NBA va a participar en sus decimonovenas Finales. En el 25% de las series por el título ha estado como jugador, entrenador o ejecutivo.
Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobraría alguno, cuántos personajes ha habido más importantes para la NBA que Pat Riley en toda la historia de la competición. Con 78 años, El Padrino nacido en Schenectady, al este de Nueva York, acaba de hacer una de las cosas con las que más disfruta: ganar a Boston Celtics. Casi cuarenta años después de la primera vez que lo logró, en las Finales de 1985 y como entrenador de unos Lakers que se sacudieron entonces, por fin, los traumas de muchos años de derrotas.
Riley, presidente de Miami Heat, va a vivir su decimonovena final de la NBA: tres como jugador, diez como entrenador y ya seis como ejecutivo. La cuenta es sencilla: ha participado, de una manera u otra, en el 25% de todas las finales que se han disputado. Con los Lakers fue campeón como jugador (1972), entrenador asistente (1980) y cuatro como técnico principal entre 1982 y 1988, la sublimación del Showtime de los años 80. Trajes de Armani, gomina y tanto éxito que a la norma de que un entrenador no podía repetir dos años seguidos en el All-Star Game se la llamó la Pat Riley rule. No había otra manera de no tenerlo allí cada año.
Después de Los Ángeles, donde se convirtió en una celebridad además de entrenador de leyenda que está en la lista de los 15 mejores que elaboró la NBA por su 75 aniversario, dirigió a los Knicks de su Nueva York natal. Libró batallas épicas con los Bulls de Michael Jordan y acabó en Miami Heat, donde su llegada en 1995 convirtió a una franquicia casi recién nacida (1988) en uno de los equipos más grandes de la NBA desde entonces. Forjó el equipo de Tim Hardaway y Alonzo Mourning y el que fue campeón en 2006, con él en el banquillo, al ritmo de Dwyane Wade y Shaquille O’Neal. Después, ya solo como presidente, ideó la madre de todos los big threes: LeBron James, Chris Bosh y Wade. Esos Heat jugaron cuatro finales seguidas y ganaron otros dos títulos (2012 y 2013). Y ahora, finalmente, ha forjado este equipo de hierro que lidera Jimmy Butler y que está en su segunda final de los últimos cuatro años.
Como jugador, un alero esforzado que había salido de Kentucky, era un currante en los legendarios Lakers de 1972, campeones con Jerry West y Wilt Chamberlain y el equipo que sigue teniendo la mejor racha de victorias consecutivas: 33. Después se alejó del baloncesto y recorrió las playas de California en busca de unas respuestas que le acabaron devolviendo, así es la vida, a los Lakers: analista televisivo, asistente, entrenador gigantesco… Un tipo único, un ganador y, ahora, el encargado de que Miami Heat siempre encuentre formas de competir. Va grabado en su ADN.