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PELICANS 113-GRIZZLIES 115

La nueva vida de Temetrius Jamel

Ja regresa en versión hollywoodiense tras su sanción de 25 partidos: 34 puntos, 27 en la segunda parte, y canasta ganadora en el último segundo.

Actualizado a
La nueva vida de Temetrius Jamel
CHRIS GRAYTHENAFP

El foco de la NBA se había apartado completamente de Memphis, de los Grizzlies y de Temetrius Jamel Morant. Ja, un jugador cuya carrera pasó a depender de un futuro que se desenfocó en una terrible primera mitad de 2023. Dos suspensiones por sus comportamientos fuera de la pista y sus vídeos en Instagram con pistolas (y alcohol); Una de ocho partidos en marzo y la que acaba de cumplir, de 25 y que le cayó en mayo por reincidir: comportamiento que iba en detrimento de la Liga. Entre lío y lío, los Grizzlies se descosieron golpeados por las lesiones, heridos por sus propias macarradas (el final y salida de Dillon Brooks, entre ellas) y hundidos por la derrota en primera ronda de playoffs, aplanados por el martillo de los Lakers. Un proyecto joven de primerísima categoría (dos años seguidos en segunda posición del Oeste con 56 y 51 victorias) quedaba en suspenso… en el mejor caso. Hasta ahora.

Porque ahora vamos a saber qué pasa de verdad con estos Grizzlies que durante la sanción de Morant, y abatidos por un millón de lesiones, solo han ganado seis partidos (6-19) y han sido el equipo que menos ha anotado de toda la NBA. A siete partidos y medio del décimo puesto, el último de play in, es una temporada (casi) perdida y un proyecto en el diván del psicoanalista... salvo reacción casi milagrosa. El que crea en ella y se aferre a que queda tiempo, puede impulsarse en el primer partido de Morant (24 años todavía) en 235 días: 113-115 en pista de los duros Pelicans, que habían enderezado el rumbo tras su desastre en la fase final del In Season Tournament.

Eran cuatro victorias seguidas para los de Luisiana (16-12 ahora) y cinco derrotas para unos Grizzlies (7-19) que siguen en el hoyo, pero sonríen. Y que van a recuperar en breve a Marcus Smart, lesionado desde el 14 de noviembre. Seguirá sin estar Steven Adams y habrá que ver cuándo puede jugar Brandon Clarke. Mientras, los Grizzlies serán un equipo con problemas de solidez en las zonas. Pero van a jugar juntos, ya pueden tocar madera, Morant, Smart, Desmond Bane y Jaren Jackson Jr. El partido 26 era en realidad el partido 1. Vida nueva, veremos hasta dónde.

Abucheado en las presentaciones y en sus primeras jugadas de vuelta en una cancha NBA, Morant perdió balones y falló casi todos sus tiros lejos del aro. No han sido nunca sus mayores virtudes y no lo podían ser tampoco esta vez, en su primer partido desde el 28 de abril. Y después de tantos problemas que veremos si han quedado atrás. Ojalá. Pero, eso desde luego sigue ahí, sigue siendo el mismo jugador imparable en penetración, el mismo líder que sujeta y propulsa a su equipo y siente que en cualquier jugada y situación puede impulsarse hasta salir a flote. Esa fe le hizo acabar con 34 puntos después de anotar solo siete en la primera parte (13 en el tercer cuarto, 14 en el segundo), las tres últimas canastas de su equipo y, sobre todo, la definitiva sobre la bocina con una penetración de las suyas, de las de Ja Morant. Un puñado de segundos en los que decidió el partido y en los que fue como si nunca se hubiera ido.

Morant definió después la jugada de forma simple: call 12. Dádsela al número 12. Con uno de sus reversos en formato relámpago, dejó atrás a Herb Jones. Uno de los mejores defensores de la NBA se pasó casi toda la segunda parte vendido contra esa marcha extra que convirtió a Morant, cuando su universo giraba solo en torno al baloncesto (o cuando lo parecía, al menos), en dos veces all star, Rookie del Año y Jugador Más Mejorado. Con Jackson Jr (24 puntos, 6 rebotes, 3 tapones) y Bane (21 puntos, 5 asistencias) como acompañantes (igual que tantas veces) Morant se permitió un final de Hollywood, un toque de historia de redención a la que ahora debe agarrarse porque esta sanción tenía aroma a última oportunidad. Al menos, los Grizzlies (con 8 puntos y 3 rebotes de Santi Aldama) se permitieron una sonrisa, que ya es mucho tal y como ha ido esta temporada… y la segunda parte de la pasada.

Los Pelicans, que eran algo más que el sujeto pasivo en la representación de la nueva gran historia de Ja Morant, perdieron un partido que, más allá de la pirotécnica del regreso de la estrella caída, nunca deberían haber perdido. Llegaron a ganar por 24 puntos en la primera parte, después de un acelerón brutal en el que convirtieron un 30-31 en un 56-33. Pero, les ha pasado más veces, se ofuscaron en ataque e intentaron ganar solo defendiendo. O, lo que es peor, defendiendo solo de una manera.

Su ventaja se les fue escurriendo entre los dos hasta que Morant adelantó a los Grizzlies a falta de 82 segundos (por primera vez desde el primer cuarto) y sentenció después con su canasta de película. Justo antes, los Pelicans no pidieron tiempo muerto y gastaron su bala de plata en un triple fallado por CJ McCollum. Que, eso sí, llevaba en ese momento un 6/8 y acabó con 18 puntos y 6 asistencias. Brandon Ingram, con 34 y 6. Jonas Valanciunas, con 22 y 14 rebotes. Y Zion Williamson, con unos problemas de faltas que pusieron de los nervios al público con solo 25 minutos en pista (13 puntos). Durante más de medio partido, parecía que los Pelicans iban a recibir a Morant con bofetón. Pero el base, un jugador de conexiones eléctricas y muchas veces poco comprensibles (y por eso, especial), reescribió el guion de la noche: “Soy un perro (I’m a dog). He estabo trabajando sin parar, no he podido jugar en ocho meses así que he tenido mucho tiempo para conocerme a mí mismo. He pasado por muchos días duros, pero el baloncesto es mi vida. Es mi terapia”. Fue un primer paso con foto triunfal y canasta viral. Ahora queda lo más difícil: seguir.

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